En los ojos,
mil historias encendidas de descampados de Madrid,
llenas de atardeceres en un coche,
de ver la ciudad desde fuera,
y volver a casa cuando ya se ha ido el Sol;
entrar deprisa en su cuarto,
guardar en el armario su olor
-el de él y el de ella-
su madre la saluda, pero ella ya ha cerrado la puerta.
Y volver mañana, y al día siguiente:
el Sol nunca se pone igual
sobre las antenas.
Aunque la magia se evapore con los días,
aún busca la niña que fue
entre las líneas de la carretera
Y la vida así es una continua periferia,
de trenes y autobuses que parten de las afueras,
que las bordean;
de nunca alcanzar el centro de la ciudad,
ni el centro mismo de las cosas;
sólo dar vueltas y vueltas
por mil descampados que atardecen al son de los años.
Vueltas y vueltas
por la periferia.
“Cuando ya está todo dicho,
¿dónde me llevo las maletas?”
Con la música a otra parte,
que si no, eres mujer muerta.
Las flores crecen solas y sordas
–ten cuidado, no las pises-
aquí, en los descampados de la periferia.
Fotografía: Today in Ankara City, Salihguler
5 comentarios:
Vaya, este texto me ha traido recuerdos de infancia. De cuando mi barrio todavía no se había llenado de casas colmena y todo eran descampados.
Uno al final no sabe cómo estaba mejor, si cuando los yonkis se iban a pinchar al camion de la metadona al final de la calle, o cuando se ha llenado de nuevos pijos... pero eso ya es otra historia.
Te agradezco que hayas escrito algo tan hermoso porque en el fondo me ha traido buenos recuerdos, y me ha gustado :-)
Bueno y no tan en el fondo, realmente me ha traido buenos recuerdos.
Me parece una entrada preciosa. Suena como a infancia, es verdad. Será que nuestra generación es de las últimas que aún jugaba en descampados...
Jo
Pues yo me refería a gente follando en su buga
En Tres Cantos, por ejemplo
Jajajajajaja
Hay que ver como destrozas los momentos nostálgicos M... De verdad...
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