martes, 29 de abril de 2008

Loros viudos


Retrato robot de la sospechosa



A las 11 de la mañana de un martes algunos autobuses están vacíos. Así que aquella mujer disecada con moño disponía de muchos asientos libres. Prefirió, por comodidad, capricho o quién sabe qué, sentarse en uno de esos plegables que algunos autobuses de Madrid tienen frente a las puertas de salida, junto a los cuales un cartel informa de que deberán dejarse libres en caso de que el autobús esté demasiado lleno o de que algún viajero con necesidades especiales tenga que ocupar ese hueco. Viajeros con necesidades especiales, como todos sabréis, son personas en silla de ruedas, con muletas o madres/padres con coches de niños.

Casi detrás de la señora rellena de paja de la que hablo entró una chica negra con un bebé en su carrito. "Perdón", le dijo educadamente a la señora mientras trataba a duras penas de encajar el carrito en el hueco que ésta había dejado libre. La señora empezó a farfullar y a revolverse en el asiento. La verdad es que es gracioso ver que alguien se siente tan claustrofóbico en un autobús vacío sólo porque una negra se le sienta al lado. La chica se sentó como pudo ignorando la cara de asco de Doña Pajiza, y su niño, ausente de cualquier mal rollo, empezó a jugar con el pañuelo de la bruja de este cuento. "Es que se apoderan de todo", gritó la señora Indignación mientras se levantaba desesperada para, oh pobrecita, sentarse en otro de los ventitantos asientos libres.

Me dio muchísimo asco cuando nos sonrío a los pocos españoles que viajábamos en aquella línea, con gesto de "Vosotros me comprendéis, ¿verdad?". Por suerte, nadie le devolvió la sonrisa.

Pues no, señora, espero no llegar a comprenderla en la vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La agria incomodidad de huir del miedo.

Arcadia dijo...

Es una lástima que aún haya gente que siga pensando así. Como si esa mujer no hubiese sido madre, o tía, o abuela, o hija. Como si tener que subir ccarritos con niños al autobús fuese cosa de "negros".
Tan triste como una monja en un burdel, como dice la canción...

Arcadia dijo...

Es una lástima que aún haya gente que siga pensando así. Como si esa mujer no hubiese sido madre, o tía, o abuela, o hija. Como si tener que subir carritos con niños al autobús fuese cosa de "negros".
Tan triste como una monja en un burdel, como dice la canción...

Arcadia dijo...

Y yo voy y escribo por duplicado!!!!

Muaka Muaka