jueves, 25 de octubre de 2007

Echaba de menos mi periferia


©2004-2007 ~mistressofthmidnight



Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Porque hay estaciones que te escupen a la nada
y existen deseos que se ahogan en el aire;
Porque donde la ciudad no quiera ser de nadie,
allí, quemaré el asfalto de mi madrugada

Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Y Madrid me ciega con sus luces
Oscurece este paisaje sin futuro
y a la noche crece la hierba, pajiza y violenta,
derrumbando a su paso cada muro

Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Aún queda tiempo hasta que amanezca
Esta es la hora muerta de los trenes,
y encender hogueras en los andenes
formó siempre parte de mi naturaleza

Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Y todo el Antes está lloviendo contra el suelo
pero hay un Después, y yo le concedo este baile
Porque donde la ciudad no quiera ser de nadie,
allí, amor, algún día nos batiremos en justo duelo

martes, 16 de octubre de 2007

20 minutos con Mario


Estoy cansada y esta mañana me he vuelto a dormir. He llegado media hora tarde y no me he atrevido a entrar en clase, así que he pedido en la cafetería el desayuno más agresivo para el estómago matutino que he encontrado y me he sentado junto al césped a devorarlo, entre las páginas de un libro. Quizás lo que haya aprendido en cuatro años de universidad sea a eliminar la culpa que antes me producía no asistir a clase, con la excusa de que "ya soy adulta".

He leído hasta que Avellaneda ha muerto. Me lo imaginaba, porque ya había echado un vistazo a la contraportada del libro, pero en cualquier caso ha supuesto un golpe muy duro. Un duro golpe al que ha de añadirse que el cansancio me produce tristeza por principio; pero no una tristeza metafísica, sino fisiológica, que es mucho peor porque se convierte casi en una forma de vida y puedes disimularla, como el que tiene tres pezones o un lunar peludo. Además, esta noche soñé que se moría una amiga y que yo no lo veía, me lo decían por teléfono, como al enamorado de Avellaneda. Curioso es el destino.

Por suerte, una chica que estaba sentada en una mesa repleta de retrasados (y no sólo por llegar tarde a clase) ha empezado a espetarle a un amigo en tono agresivo: "¿Tú has leído Cinco horas con Mario? Pues Cinco horas con Mario es un tostón, la tía se pasa toda la novela gritando que si quería a Mario, que si no quería a Mario, que si no sé qué..." Digo por suerte porque la rabia se me ha activado y ha conseguido alejarme de la taza con posos, y empujarme hacia clase no en plan metafísico, sino fisiológico, como si me picara mi tercer pezón o me doliera mi lunar peludo.

Me he sentido viva porque me ha enfadado que ella se atreviera a despreciar el tiempo pasado con Mario, porque para mí Mario siempre es Mario Benedetti, y el tiempo gastado con él siempre es tiempo invertido contigo.

domingo, 14 de octubre de 2007

Estás en todas partes

El don de la ubicuidad puede ser humano. Es un don compartido: se reparte entre quienes se ubican en todas partes y aquellos que son capaces de ubicarlos.

Pero las cosas más grandes son las que a veces resultan más invisibles. Cuando la presencia de alguien en tu vida no tiene límites y se comporta como un continente sin costas ni fronteras, cuando eres capaz de colocarlo hasta en el detalle más nimio de tu hoy, tu ayer y tu mañana, puede suceder que dejes de apreciarlo. Que confundas lo cotidiano con lo invisible, lo frecuente con lo vulgar, y, a veces, con lo innecesario.

Puede ocurrir entonces, en un orden trágico pero no demasiado infrecuente de cosas, que un día el ubicuo o la ubicua desaparezcan de tu vida, dejando tras de sí el más solitario de los parajes. Donde antes todo se completaba, ahora sólo queda vacío. Pero eso es algo que sólo se aprende tropezando, y benditos sean todos aquellos que lo saben sin haberse tenido que comer ninguna piedra. Mi enhorabuena y esta canción para ellos... y sus ubicuos.


RADIOHEAD - You (Acoustic)

lunes, 8 de octubre de 2007

War is over

Nos ocupamos de Madrid y tenemos dividida la tarea... Es cansado; por eso, al encontrar un banco, él descansa sus latidos en mi costado...

Llevo varios días sin palabras. Porque no me hacen falta.

No se necesitan razones para lo inexcusable, no hacen falta excusas para lo que no atiende a razones; nos hablaron de escondernos... si algún día él y yo decidimos escondernos, nadie nadie nadie nos encontrará.


Mis disculpas por no haber pasado demasiado por aquí, a todos en general y a eMe en particular. Pero es que Madrid estaba precioso y tenía que salir a verlo...

La guerra ha terminado. Porque queríamos.