miércoles, 25 de julio de 2007

Emboscada

Al principio apenas nos saludamos:
dos besos en las mejillas,
dejo las maletas junto al tren
y noto sus ojos de soslayo,
resbalando por el andén.

La encontré aquella misma noche,
pensé que por casualidad,
descalza por la avenida
a la hora en que la ciudad
desinfecta sus heridas.

"¿Me has echado de menos?",
pregunta la brisa del puerto.
Se vuelve el aire azul y violento,
y entonces lo sé, estoy atrapada.
"No sabes cuánto", le digo.
Me ha tendido una emboscada:
ya huyen los gatos a su escondrijo.

Estoy temblando porque lo sé,
hoy no me salva ni la Luna.
Fue ella quien me echó de menos
y ha sembrado de veneno
todos los cubos de basura.

Intento negociar con ella,
pero ya es hora de pelear:
ha soltado su melena,
que ondea furiosa en la playa;
se recoge la falda, gitana,
quiere bañarse en el mar.

"Ven,
ven aquí y sabrás lo que es bueno"
...
Ya laten, blancas, mis banderas en los tendederos.

Una noche más, me duermo abrazada
a este pulmón de la ciudad.

Fotografía: Barcelona 1, Jameson

jueves, 19 de julio de 2007

La tentación de la subversión


Las tentaciones de Javi y José - Martín y Sicilia (2002)

Sólo pasaba por aquí. En concreto, para dejar este regalo. Esta mañana, paseando por mi tundra, he visto una fotogalería en El País sobre una exposición que pinta bastante bien: Arte, sátira... ¡subversión! Me he encontrado con este cuadro de dos canarios, Martín y Sicilia, que me ha encantado. Me recuerda un poco a Antonio López, sólo que el tema me gusta bastante más que el membrillo. Pero que bastante más.

Arte, sátira... ¡subversión! es una muestra que reúne a cinco artistas latinoamericanos que se valen de la parodia, el pastiche, el arte pop y todas esas cosas que nos gustan tanto a los posmodernos para retratar el mundo en el que vivimos de forma un poquito más divertida, pero no menos efectiva. Porque, señores, hay que olvidarse de los clichés: el planeta entero es una república bananera.

Si alguien quiere llevarme, estará en la Casa de América hasta el 8 de septiembre. Si no, no pasa nada; tengo todo el verano para sostener mi correa con los dientes y salir yo solita a la calle, como un perro de ésos con delirios de grandeza.

miércoles, 18 de julio de 2007

La tundra


Mi compañero de trabajo


Si la tundra tuviese moqueta y aire acondicionado, sería la oficina donde yo trabajo.

Puede que ayer fuese una de las mañanas más desesperantes de mi existencia. He pasado muchas mañanas sin hacer nada, pero sin aburrirme, porque ésa había sido mi elección. Ayer permanecí durante cuatro horas frente a un ordenador, intentando justificar la mierda de sueldo que me pagan, sin absolutamente nada que hacer, y atada de pies y manos porque esto es un hormiguero muy grande y yo soy la hormiga becaria, así que no me puedo poner a experimentar con la web de la empresa porque me aburra. Miento, no es que no hiciera nada; escribí aquí una entrada la mar de larga y la mar de absurda sobre el aburrimiento en las oficinas. Cuando llegué a casa me reí leyendo a la yo de hacía unas horas y la borré.

Quiero recuperar la idea de ayer porque me temo que la tundra enmoquetada me va a dar mucho de qué hablar este verano. Desde el 15 de julio, la oficina permanece casi vacía. Los teléfonos suenan y suenan sin que nadie los descuelgue. Eso es divertido y da que pensar: creo que si hubiese un herido grave en la mesa del compañero, nos negaríamos a auxiliarlo por no considerarlo nuestro trabajo. Pues bien, con los teléfonos pasa lo mismo: chillan y chillan y nadie los ayuda. Seguramente los que llaman son los jefes y compañeros que ya están de vacaciones, y ni siquiera pretenden que descolguemos el teléfono. Sólo quieren escuchar la languidez de los tonos, repitiéndose en una cadencia que es como una postal de esta tundra. Por un instante, en la playa, agobiados por el estrés de demasiado entretenimiento, se pegarán el móvil a la oreja como una caracola. Entonces cerrarán los ojos y nos verán a todos nosotros, los habitantes de la tundra enmoquetada, mirando al techo o buscando palabras inventadas en Google.

Aquí el tiempo se mide por las pausas del cigarro y las salidas al baño, y la única conexión con el espacio exterior es la bandeja de entrada de correo electrónico. Ni siquiera sé bien qué día hace fuera: las ventanas súperaislantes tienen los cristales tintados y da la sensación de que vivamos en una nubosidad permanente. Vigilo el correo electrónico como un animal hambriento, para abrir los mensajes antes que mi compañero y robarle las tareas. No me importa que sean mecánicas ni que estén poco o nada relacionadas con lo que estoy estudiando: invertiré gustosa 15 minutos en pasar datos de una tabla Excel a un documento Word. Serán 15 minutos menos en mi cuenta diaria de aburrimiento. Dios, soy una enferma mental.


Algún día, estos edificios acristalados de oficinas serán derrumbados y todos ejerceremos el teletrabajo desde nuestras casas. Los solares que dejen esos edificios estarán malditos, como los cementerios indios, y la gente que se mude a las casas que se construyan encima de ellos será muy muy aburrida. Bienvenidos a la tundra.

sábado, 14 de julio de 2007

De tantos recuerdos (bla bla bla)


Tengo recuerdos
de arena y clorofila,
de las olas tumbándome,
de la sal en mis heridas;
del sonido de tus pies
sobre el borde de la piscina

Tengo recuerdos naranjas
de las ocho de la tarde
que se acuerdan del recuerdo
de ni poder mirarte
Que saben que ya queda poco
por lo que pueda preocuparme

Tengo recuerdos encendidos:
la Luna confabulada con los pinos,
el Sol poniéndose en tu flequillo;
tú, tan rabiosamente guapo,
peinándote con mi cepillo

Tengo recuerdos ridículos,
como la rima de esta poesía;
tengo recuerdos-crepúsculos
que incendian todas las piscinas.
Sé que tengo recuerdos-obstáculos
y que tengo recuerdos-puertas
Pero ahora sólo recuerdo que la playa daba vueltas

Y el sonido de tus pies,
descalzos sobre la arena

lunes, 9 de julio de 2007

Te estaré mirando desde fuera


Hoy he caminado por tu barrio
sin pisar las aceras,
por el centro de la calzada,
esperaba que me vieras;
línea recta hacia el tráfico,
melosa suicida
pintando las líneas de la carretera.

Te busqué en tu ventana,
ya me han dicho que no estás,
que ahora te diviertes con otros;
no sé si nuevos o mejores,
no sé si te quieren o no;
sólo sé que no son como yo.

Mentiría si dijera que no te echo de menos
Mentiría si no buscara tu espalda en mi espejo
Pero se me escapa la risa.
Es que eres gracioso:
las manos en los bolsillos,
los ojos en el vacío
"Psss,
yo a ésa ni la conozco"
Reconócelo,
es divertido

Unos se dan a la coca,
otros se dan a la tragedia;
a lo mejor tú te has dado al pesimismo,
pero yo sigo quemando la esperanza.
La mía, la tuya, la nuestra.

Y no barro las cenizas.

No lo olvides, seré siempre el bastón de tus recuerdos. Te estoy mirando desde fuera.

domingo, 8 de julio de 2007

Fake plastic trees


Lo primero que me llamó la atención de esta casa fue el techo. Todas las habitaciones tienen un falso techo de escayola que es tan falso como su propio nombre indica, pero que consigue darle un toque muy señorial, algo así como de quiero-y-no-puedo. Mis amigas se habían mudado con sus familias de forma escalonada y progresiva a casas mejores, barrios mejores, y todos los nuevos pisos coincidían en un detalle: la escayola. “Tiene que significar algo”, se decía mi linda cabecita de nínfula. Así era yo: llegaba a una casa extraña, a lo que los orientadores de los institutos suelen conocer como “hogar deshecho”, dos manzanas más cerca de la clase baja y más lejos del metro, y me ilusionaba ver el falso techo de escayola. Supongo que formaría parte del encanto de la inmadurez.

Parece mentira, pero ya han pasado ocho años. El hogar deshecho se ha reconstruido en una especie de unidad familiar dispersa pero que se da la mano en los momentos chungos. Y el falso techo de escayola sigue ahí. Yo aún lo miro cuando no me puedo dormir, y aún me sigue gustando tanto. Él también me mira y, a pesar de ser una línea recta que nunca va a ninguna parte, me ha seguido a lo largo de todo estos años desde su altura recortada y sus desconchones.

¿Quién dice qué es falso y qué es de verdad? ¿Por qué negarle la autenticidad a lo que nos acompaña y se convierte en un símbolo de poder volver a alguna parte? Quién sabe. Quizás todos los sofás de imitación de piel, las flores de plástico y los falsos techos de escayola que llenan los pisos vacíos de la memoria no son tan falsos.

viernes, 6 de julio de 2007

Un bosque


The Cure - A Forest

Las cosas rara vez son lo que parecen. Más allá de eso, tampoco suelen ser lo que parece estar debajo de su apariencia.

A Erik El Rojo, marinero y pendenciero, lo expulsaron de Islandia (sí, no sólo es un lugar de destierro; hasta de allí te pueden expulsar) y desde entonces se dedicó a vagar por los mares del Norte. En el año 982 descubrió una isla al oeste de Noruega enorme, vacía, inhóspita, árida, gélida. El tío la llamó Grønland, que en danés significa “tierra verde", no por hacerse el gracioso, sino en un intento de que aquello se llenase de colonos en busca de tierras fértiles. Al llegar allí, muchos se debieron de cagar en toda la familia de Erik El Gracioso. Después, empezaron a construir casitas de colores para intentar alegrar un poco el panorama.

Pues bien, hoy se ha sabido que Erik El Rojo tampoco vacilaba tanto. Un grupo de científicos daneses ha demostrado que en el Pleistoceno Groenlandia era un bosque por el que revoloteaban los pajarillos y las mariposas. Al parecer, la capa de hielo que cubre el Ártico ha sobrevivido y nos sobrevivirá a todos nosotros y es una especie de base de datos donde está grabado el ADN de todas las cosas que han sucedido desde el principio de los tiempos.

Hoy no puedo dejar de pensar en Groenlandia. Era la reina de todos los mapamundis de mi infancia: una isla tan enorme y tan poderosa que preside el Atlántico, pero tan vacía que carece de entidad propia y está unida administrativamente a Dinamarca, ese país que, con todos los respetos, es como una lata de galletas. Ahora, saber que Groenlandia antes era una especie de selva inmensa me deja aún más intrigada. Y me pregunto si no me pasará lo mismo a mí algún día: si no me convertiré en un bloque gigante de hielo y desierto. Quizás entonces venga alguien, rasque un poquito mi superficie y sentencie: “Señores, aquí antes había un bosque”. A lo mejor todos aplauden y sale en las portadas de los periódicos. O a lo mejor no, quién sabe. En fin, no soy capaz de escribir nada demasiado inteligente. Sólo espero que disfrutéis de la canción. Por cierto, el que sale en el vídeo no es Ben Affleck. Es Robert Smith al principio de los tiempos, en mi bosque preferido. Las cosas rara vez son lo que parecen.

jueves, 5 de julio de 2007

Por fin.

A todos los que alguna vez aterrizaron en una Facultad de Periodismo, sin importar a dónde huyeran después

Esto es la monda. Cuando llegas en 1º a la Facultad, te sueles comprar una libretita en la que, mientras te recoges la baba con la otra mano, apuntas las frases estelares de tus profesores. Comparados con los del instituto, te parecen grandes filósofos, vividores, señores que huelen a tabaco y se han divorciado varias veces, que han viajado por China y Pakistán... algunos hasta vienen a clase con guardaespaldas. Cualquier cosa que salga de sus bigotudas y cincuentonas bocas te suena a mundo, qué digo, ¡a galaxia!

La triste realidad es que, a medida que avanzan los cursos y los créditos, tu simpatía hacia el profesorado se reduce hasta el punto de que sólo saludas a un 3% por los pasillos. Ya todos tienen mote. Ni siquiera te importa que te vean escapar de su clase, y sales con la mejor de tus sonrisas justo antes de que cierren la puerta. Lo que en 1º te sonaba tan inteligente, tan audaz, tan dios, ¿cómo no me había dado cuenta de esto antes? ahora es la misma historia de siempre, que todos los alumnos repetimos con desgana mientras mascamos chicle:

PROFESOR: Quizás la mejor definición hasta la fecha del concepto de noticia sea la más clásica: "Noticia no es que un perro muerda a un hombre, noticia es..."
ALUMNOS: ...que un hombre muerda a un perrooo.

Por suerte, todas las generalizaciones son falsas (incluso ésa) y no todo lo que te enseñan en la facultad es tan inútil. Gracias, Geng. Nos has devuelto la esperanza.
EL PAÍS, 4 de julio de 2007


Hoy es un gran día para el mejor amigo del perro

miércoles, 4 de julio de 2007

Where is my mind?


With your feet in the air and your head on the ground
Try this trick and spin it, yeah
Your head will collapse
But there's nothing in it
And you'll ask yourself

Where is my mind (3x)

Way out in the water
See it swimmin'

I was swimmin' in the Caribbean
Animals were hiding behind the rock
Except the little fish
But they told me, he swears
Tryin' to talk to me koi koy

Where is my mind (3x)

Way out in the water
See it swimmin?

With your feet in the air and your head on the ground
Try this trick and spin it, yeah
Your head will collapse
If there's nothing in it
And you'll ask yourself

Where is my mind (3x)
Ooooh
With your feet in the air and your head on the ground
Ooooh
Try this trick and spin it, yeah
Ooooh
Ooooh
Where is my mind

Eso me pregunto yo.