domingo, 30 de diciembre de 2007

El rostro de un candidato político en una valla publicitaria

Ahí está:
No demasiadas resacas
No demasiadas peleas
No demasiados neumáticos desinflados
Nunca pensó en el suicidio

No más de tres dolores de muelas
Nunca se saltó una comida
Nunca estuvo encarcelado
Nunca estuvo enamorado

7 pares de zapatos

Un hijo en la universidad
Un coche que no tiene más de un año
Pólizas de seguros
Un césped muy verde
Cubos de basura con tapa hermética

Seguro que sale

Charles BUKOWSKY


Se equivocaba el poeta, porque ella no ha salido. O quizás sea al revés; quizás Bukowsky estaba en lo cierto y eso es lo que pensaron los que han exiliado a Benazir Bhutto para siempre. Quizás mirasen su rostro, desplegado hasta los pies de los edificios de los suburbios, y esa fatídica frase cruzase su mente, seguro que sale, y eso hay que detenerlo.

Porque, al contrario de lo que dictan los libros de ciencia-ficción, el ser humano ya ha inventado una máquina para controlar el tiempo. De un solo disparo en el objetivo indicado, dos todo lo más, se puede detener a un país entero durante días, meses o incluso años.

Ah, y el mecanismo es muy sencillo: hasta un niño lo sabe manejar.


viernes, 28 de diciembre de 2007

Misterio nº 32.178: How the cat wakes you up in the morning

Encontré en el blog de Celia este vídeo que me ha resuelto una de las 33.457 dudas que tengo (otra duda es si ése será el número exacto o si, como siempre, he contado mal). Todos los que tengan/hayan tenido gato conocerán la extraña sensación de despertarte sobresaltado y comprobar con extrañeza que todo está en calma a tu alrededor, incluido el hijoputa del felino, que aprovechará la coyuntura para sacarte de la cama y pedirte comida.

Pues bien, ésta es la grabación que una cámara oculta registraría en vuestros dormitorios. A la mía se le tendría que añadir la circunstancia de que mi gato no es tan pequeñito ni tan mono: pesa casi 8 kilos.

Así que puede que una mañana de estas despierte malherida.

Espero que estéis pasando unas fiestas tranquilas.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Qué frío hace hoy

El misterio es a veces una promesa que termina por convertirse en vacío.

Otras, por fortuna, no sucede así.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Contra el techo


©2004-2007 `darkgoth

Invertí todo mi tiempo en suavizar el golpe
de mil veranos derrumbados contra el suelo;
el azar depende de los dados,
y no al revés
Hemos quedado a las diez,
olvida que fue culpa mía el hueco en tus zapatos,
aquel accidente de tranvía y la ciudad en la selva,
y concédeme esta juerga

Perdóname si no detuve a tiempo
el impacto de mis otoños contra tu pecho
Pero sólo me desvisto desordenando
y nunca doy el siguiente paso

si no es muriendo

un poco

y lanzando

mis zapatos

contra el techo.

sábado, 24 de noviembre de 2007

The Test


Chemical Brothers feat. Richard Ashcroft - The Test

Can you hear me now?
Can you hear me now?
Can you hear me now?
Can you hear me now?

Am I coming through?
Am I coming through?
Is this sweet and pure and true?

Devil came by this morning,
Said he had
Something to show me
I was looking like I've never seen a face before
Here we go now, let's slide into the open door

Pictures and things that I've done before
Circling around me,
Out here on the floor
I'm dreaming this and I'm dreaming that
Regretting nothing
Think about that

I'm seeing waves breaking form to my horizon
Yeah I'm shining
I'm seeing waves breaking form to my horizon
Lord, I'm shining
Are you hearing me?
Like I'm hearing you?
Are you hearing me?
Like I'm hearing you?

You know I always lost my mind
I can't explain
Where I've been
You know I almost lost my mind
I couldn't explain
The things I've seen
But now I think I see the light
Now I think I see the light
Lend me your hand
Lend me your hand
Lend me your hand
Lend me your hand
Lend me your hand

I'm seeing waves breaking form to my horizon
Yeah I'm shining
I'm seeing waves breaking form to my horizon, lord I'm shining
Oh are you hearing me?
Like I'm hearing you
Oh are you hearing me?
Like I'm hearing you?

You know I always lost my mind
But now I'm home, and I'm free
Did I pass the acid test?
Did I pass the acid test?
You'd better go to bed now

¿Y si todo fuera una alucinación?

sábado, 17 de noviembre de 2007

Tribu de indies


Ni son indies ni son japoneses

Hoy, mientras desayunábamos, mi madre me ha hablado de un artículo de Luis Piedrecita (Piedrahita, que nunca fuimos buenos para los nombres en esta casa) que le ha hecho mucha gracia y le ha recordado a mí "salvo por lo de pija... aunque bueno, un poco pija tú sí que eres". El caso es que me ha picado la curiosidad y me lo he leído. Me he reído mucho, aunque reconozco que si fuera indie algunas cosas me habrían molestado, pero como a pesar del flequillo, las gafapastas, las rayas y los lunares yo no soy indie, aquí no pasa nada.

"Creo que indie viene del término "independent", que en inglés quiere decir independiente. Y tiene mucha gracia, porque no hay mentalidad más esclava y más dependiente que la de un buen indie. Hay que tener en cuenta que una cosa es no seguir patrones establecidos y otra muy distinta establecer el patrón de no seguir ninguna pauta.

Este equívoco lo aplicamos los indies a todos los aspectos de nuestra vida. Al vestuario, por poner un ejemplo. Una cosa es no preocuparse por el aspecto y la vestimenta y otra bien distinta es estar preocupado constantemente por que la vestimenta parezca despreocupada. Eso es muy duro para nosotros los indies, porque si un día nos apetece llevar una camisa planchada, no podemos; acabamos teniendo que sacarla por debajo del pantalón.

Y como no es lo mismo ser independiente que ser esclavo de no depender de nadie, los indies no queremos ser indies.

"¿Qué es un indie?", dices, mientras clavas tu flequillo en mi corbatita azul.

¿Qué es un indie? ¿Y tú me lo preguntas?

"¿Indie? Yo no soy de esos..."

La característica principal de los indies es negar que somos indies. Somos como las personas que roncan, que nunca reconocen que roncan, o como la gente celosa, que nunca reconoce que es celosa.

Pero lo cierto es que los indies existimos, aunque nos cueste admitirlo, y se nos puede reconocer porque somos delgadurrios como lombrices -siempre me ha llamado la atención que no haya indies obesos-, llevamos gafas que parecen el parachoques de un Volvo y peinamos frondosos flequillos que hacen que a nuestras frentes nunca llegue la luz del Sol; de hecho, las frentes de los indies siempre están más blancas que las nalgas de una monja. Llevamos chapas, ropa de segunda mano, tenemos nuestros bares, nuestra música y nos gastamos todo nuestro dinero en que parezca que no tenemos ni un duro. Somos así, formamos un montón de gente que no quiere ser uno más del montón.

Y aunque es cierto que este artículo dice menos que la radiografía de una medusa, me encanta hablar de los indies, porque nunca se molesta a nadie. Los indies auténticos no se van a molestar porque no reconocen que lo son, y esto no va con ellos, y los que sí reconocemos que somos indies no somos indies auténticos, así que tampoco nos vamos a molestar por una tontería de artículo como éste."
Luis Piedrahita. ONMADRID, viernes 16 de noviembre de 2007

La semana que viene me voy a Oslo. Sí, a visitar a Peter, Bjorn and John.

Sed inmensamente felices, con la camisa por fuera o por dentro del pantalón, con la barba por encima o por debajo de la manta.

martes, 13 de noviembre de 2007

Ideales

Me pregunté hoy hacia dónde coño vamos al leer este anuncio en una página web:

Divorcio Ideal: 399 €
Divorcio amistoso y completo. Incluye hijos y bienes. Toda España

¿Y qué hay de los gastos de envío? ¿Me devolverán a mi marido si no quedo satisfecha? ¿Qué harán con mis hijos: embalarlos en papel de burbujitas junto a la lámpara del salón? ¿Qué clase de mundo es este en el que algo amistoso cuesta 400 €?

¿Era Marilyn Manson el niño de gafas de Aquellos maravillosos años?

domingo, 4 de noviembre de 2007

Ninguna Parte


©2007 ~GalenJosephThoreau


"Me gusta ir en bicicleta hasta la frontera y contemplar América. Me gusta ir en bicicleta hasta los pasos a nivel en medio de campos vacíos y ver graffitis que pasan volando a ciento veinte kilómetros por hora. Es la mejor manera de mirar arte, sin duda. Doy gracias en silencio a esos tíos privados del derecho a voto que desde Detroit o St. Louis ponen un poco de color en mi vida. Más de una vez he querido enviarles un mensaje.

Un saludo de Nomi, desde Ninguna Parte.

Pero el tren no se detiene aquí y no tengo pintura en aerosol.

Por la noche me gusta ir a Purple City. Purple City es cuando se puede mirar durante exactamente sesenta segundos la gigantesca luz enjaulada delante de la oficina de correos y después ver encencidas todas las luces de las casas, y todas y cada una de esas luces son de color púrpura. Nadie lo sabe excepto Lids y yo. Somos las dos únicas residentes de Purple City."

Complicada bondad. Myriam TOEWS

sábado, 3 de noviembre de 2007

Nuestra casa



"Ésta es nuestra casa, es de barro y lodo
porque está hecha por las mismas manos
que un día cualquiera decidieron
dibujar de rojo el cielo

Ésta es nuetra casa porque un día nos miramos a los ojos
y decidimos que un día construiríamos la casa más bella
jamás imaginada
Es por ello que derramamos dignidad y rebeldía
sobre estos muros

Éste es nuestro barrio, y lo queremos tan grande
que quepan todos nuestros deseos
Es por ello que casa y barrio
duermen abrazados cada noche

Que sea nuestro significa que no tiene nombre
que no tiene rostro
que no tiene amo

Que sea nuestro significa que en sus rincones se pierden
nuestras vidas
nuestros sueños
nuestros deseos

Que sea nuestro significa que no nos vamos, que nos quedamos
en nuestro barrio
en nuestras calles
en nuestras vidas"

jueves, 25 de octubre de 2007

Echaba de menos mi periferia


©2004-2007 ~mistressofthmidnight



Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Porque hay estaciones que te escupen a la nada
y existen deseos que se ahogan en el aire;
Porque donde la ciudad no quiera ser de nadie,
allí, quemaré el asfalto de mi madrugada

Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Y Madrid me ciega con sus luces
Oscurece este paisaje sin futuro
y a la noche crece la hierba, pajiza y violenta,
derrumbando a su paso cada muro

Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Aún queda tiempo hasta que amanezca
Esta es la hora muerta de los trenes,
y encender hogueras en los andenes
formó siempre parte de mi naturaleza

Arrojada a las vías del tren estoy, amor...

Y todo el Antes está lloviendo contra el suelo
pero hay un Después, y yo le concedo este baile
Porque donde la ciudad no quiera ser de nadie,
allí, amor, algún día nos batiremos en justo duelo

martes, 16 de octubre de 2007

20 minutos con Mario


Estoy cansada y esta mañana me he vuelto a dormir. He llegado media hora tarde y no me he atrevido a entrar en clase, así que he pedido en la cafetería el desayuno más agresivo para el estómago matutino que he encontrado y me he sentado junto al césped a devorarlo, entre las páginas de un libro. Quizás lo que haya aprendido en cuatro años de universidad sea a eliminar la culpa que antes me producía no asistir a clase, con la excusa de que "ya soy adulta".

He leído hasta que Avellaneda ha muerto. Me lo imaginaba, porque ya había echado un vistazo a la contraportada del libro, pero en cualquier caso ha supuesto un golpe muy duro. Un duro golpe al que ha de añadirse que el cansancio me produce tristeza por principio; pero no una tristeza metafísica, sino fisiológica, que es mucho peor porque se convierte casi en una forma de vida y puedes disimularla, como el que tiene tres pezones o un lunar peludo. Además, esta noche soñé que se moría una amiga y que yo no lo veía, me lo decían por teléfono, como al enamorado de Avellaneda. Curioso es el destino.

Por suerte, una chica que estaba sentada en una mesa repleta de retrasados (y no sólo por llegar tarde a clase) ha empezado a espetarle a un amigo en tono agresivo: "¿Tú has leído Cinco horas con Mario? Pues Cinco horas con Mario es un tostón, la tía se pasa toda la novela gritando que si quería a Mario, que si no quería a Mario, que si no sé qué..." Digo por suerte porque la rabia se me ha activado y ha conseguido alejarme de la taza con posos, y empujarme hacia clase no en plan metafísico, sino fisiológico, como si me picara mi tercer pezón o me doliera mi lunar peludo.

Me he sentido viva porque me ha enfadado que ella se atreviera a despreciar el tiempo pasado con Mario, porque para mí Mario siempre es Mario Benedetti, y el tiempo gastado con él siempre es tiempo invertido contigo.

domingo, 14 de octubre de 2007

Estás en todas partes

El don de la ubicuidad puede ser humano. Es un don compartido: se reparte entre quienes se ubican en todas partes y aquellos que son capaces de ubicarlos.

Pero las cosas más grandes son las que a veces resultan más invisibles. Cuando la presencia de alguien en tu vida no tiene límites y se comporta como un continente sin costas ni fronteras, cuando eres capaz de colocarlo hasta en el detalle más nimio de tu hoy, tu ayer y tu mañana, puede suceder que dejes de apreciarlo. Que confundas lo cotidiano con lo invisible, lo frecuente con lo vulgar, y, a veces, con lo innecesario.

Puede ocurrir entonces, en un orden trágico pero no demasiado infrecuente de cosas, que un día el ubicuo o la ubicua desaparezcan de tu vida, dejando tras de sí el más solitario de los parajes. Donde antes todo se completaba, ahora sólo queda vacío. Pero eso es algo que sólo se aprende tropezando, y benditos sean todos aquellos que lo saben sin haberse tenido que comer ninguna piedra. Mi enhorabuena y esta canción para ellos... y sus ubicuos.


RADIOHEAD - You (Acoustic)

lunes, 8 de octubre de 2007

War is over

Nos ocupamos de Madrid y tenemos dividida la tarea... Es cansado; por eso, al encontrar un banco, él descansa sus latidos en mi costado...

Llevo varios días sin palabras. Porque no me hacen falta.

No se necesitan razones para lo inexcusable, no hacen falta excusas para lo que no atiende a razones; nos hablaron de escondernos... si algún día él y yo decidimos escondernos, nadie nadie nadie nos encontrará.


Mis disculpas por no haber pasado demasiado por aquí, a todos en general y a eMe en particular. Pero es que Madrid estaba precioso y tenía que salir a verlo...

La guerra ha terminado. Porque queríamos.



martes, 25 de septiembre de 2007

El yeso nunca se seca del todo

Hoy me sorprendió el otoño
De nuevo, la tele de fondo
Emprendí el regreso
al camino de mi retorno,
Al país de los rescoldos
que se entierran en el yeso

En el yeso de los muros
hay una herida que me corrompe
Hay un lugar que me corresponde
donde terminan las carreras
Donde desembocan las aceras
que hablan en nuestro nombre

Se terminó la primavera
y yo aquí, sin darme cuenta
En mi taza ya se aposenta
el rescoldo del otoño
El dolor es mi retoño
y me llora por las noches

Y qué alternativa me queda
si no es acunarlo en mis brazos
mientras en la calle, abajo,
derrapa un coche hasta la acera
Será como yo, otro borracho
al que abandonó la primavera




Sexy Sadie & Iván Ferreiro - Always drunk

"Go! And kiss me, love,
and send me the wish,
the letter to read
that you are not gone
But don't sell your soul,
'cause it's not yours
Is not yours the breeze,
the air on the trees
from we were breathing, please

I don't need to say it,
but I'm always drunk
of the things we said
when we were playing in the park

Don't believe my world
The dirt and the sleeze,
the lies on the streets
of everyone's dreams
Go and kiss me, love... kiss me, babe
You can either accept me
or take away this pain
of being slaves

'Cause you are the best, I think of you

I don't need to say it,
but I'm always drunk
of the things we said
when we were playing in the park
And I don't have an answer
about my second name
I don't have the strength
to say I'm sinking in the pain

I don't need to say it
but I'm always drunk
of the things we said
when we were playing in the park
I am always drunk"

domingo, 23 de septiembre de 2007

Who's that girl?



Yo soy una mujer de obsesiones. Me resulta imposible dosificarme con las cosas que me gustan: chocolate, cocacola, música, camisetas de rayas, camisetas de lunares, discos de Madonna... o todo o nada. Y hablando de la última, que fue mi ídolo durante la adolescencia, decidí invertir las dos últimas tardes en repasar todo lo referido a ella que hubiese en Youtube. Y he vuelto a caer en sus redes.


Y eso que está mal visto, que más de una vez he tenido que escuchar esa gilipollez de "¿Te gusta Madonna? ¿Es que eres gay?" (que yo me pregunto qué relación habrá entre ambos hechos y qué tendrán de malo). Es comercial, poderosa, estratega, provocadora, lista como pocas, no precisamente una gran cantante/actriz ni un bellezón, y además bailarina frustrada. Pero es una artista, en ella todo es expresión y, desde el 1'60 escaso que debe de medir, es capaz de llenar los escenarios más inmensos. Hay algo en ella inmortal, que te hipnotiza. Para mí Madonna siempre será un enigma. Aparte de tener los ojos más bonitos de la historia de la música reciente.


Me cabreé cuando le puso un nombre tan porno como Rocco a su hijo y Lourdes a su hija (¿por qué no le puso Jenna Jameson a ella y San Pancracio a él, no te jode?); y mejor ni hablar de cuando los matriculó en un colegio hipermegareligioso de Londres. Choca un poco después de haberla visto paseándose tan pancha con las conotetas. Pero escucho Don't tell me y se lo perdono todo.


Tuve que tirar mi disco original de Music: lo había escuchado tantas veces que terminó por rayarse. Pero, de la inmensa discografía de esta mujer, lo que más me gusta es verla cantar con cuarentaytantos lo que cantaba con veinte. El mismo paisaje desde otros ojos. Como esta versión de Like a Virgin, que me deja muda. Me encanta la asociación de la elegante jineta inglesa, los caballos salvajes y los huesos rotos. Piensen lo que quieran.



MADONNA - Like a Virgin (Confessions Tour)




Reservoir Dogs (Quentin Tarantino)

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Raquel está enfadada


©2006-2007 ~FoggyBlue


El autobús de las 14:15 viene lleno de niñatos de uniforme. La paz de julio y agosto se evaporó con la vuelta al cole. Todos acaban de salir de clase, y sus estómagos rugen de hambre. Los hay altísimos, los hay que aún no han dado el estirón, planas, pechugonas, coletas, trenzas, crestas; polo blanco y pantalón azul marino, ellas con falda y calcetines. Detrás de mí hay tres chavales de 13 ó 14 años que varían de la barba al tamaño llavero y se revuelven como macacos en el asiento cada vez que sube una chica guapa.
- ¡Bufff! - grita el más bajito
- Venga, que tampoco es para tanto - le apacigua el de la barba
- Me dirás que no...


Delante, sola y taciturna, viaja otra chica de uniforme. Quizás vaya a su mismo curso, quizás sea de su edad, pero parece más mayor que los macacos. Y no sólo porque va callada y tranquila: es algo que transpira a través de sus poros, una especie de conciencia trágica. Lleva el pelo corto y las piernas largas, de una medida inusual en su edad, y se recuesta sobre la ventana con el ceño fruncido y el puño bajo la barbilla. Da la impresión de estar a kilómetros de nosotros.
- ¡Raquel, Raquel! - grita uno de los macacos. Todos se revuelven nerviosos y rientes - ¡Raquel, que dice "éste" que te vengas a sentar con nosotros!
Raquel se gira y los mira sin decir nada, con ojos de oficinista. Los macacos se quedan helados. Tardan unos minutos en recuperar las risotadas.

Raquel está en esa edad en la que estás enfadada pero no eres capaz de identificar el motivo exacto: la lana del uniforme, los tirones en el pelo, el traqueteo del autobús, el final del verano... puede ser una mezcla de todo lo anterior o algo radicalmente distinto. Da igual; si le preguntan, responderá con un bufido. Su pie se balancea, indiferente, al ritmo de la carretera.


El autobús entra en otro barrio y se detiene junto a una boca de metro. Los tres macacos se despiden de Raquel antes de bajar, casi sin mirarla:
- Hasta luego...
- ¿Qué queríais antes? - pregunta ella
Ellos ya han salido y corren hacia su portal.
- ¡Eh, vosotros! ¡Que qué queríais! - insiste Raquel mientras se cierran las puertas


Cuando llegamos a la última parada, dejo pasar a Raquel para que salga la primera. Bastante enfadada está ya, no quiero hacerle esperar. Veo que tiene los gemelos anchos. Cruza en rojo, ignorando el bramido de los motores, y echa a correr hacia la estación de tren. Todavía le queda rato para llegar a casa.


Pasará tiempo hasta que algún chico invite a Raquel a salir. Da miedo, aún está demasiado enfadada: no quería crecer.

lunes, 17 de septiembre de 2007

La flor entre la dinamita (mi Patricia Hearst)

Saltaba a la vista que no era de aquí. Sus ojos eran de un color imposible, extranjero: así lo miraba todo, como un espectáculo. Contemplaba al país que se despertaba gris y de uniforme y se acostaba con los ojos pintados mientras todas las hormiguitas de aquí corríamos entre sus pestañas repartiendo pasquines, programando protestas, conspirando contra el poder... Nos sentíamos escalofrío en la espina dorsal de esta ciudad de provincias que, de noche, era nuestra. Ella nos observaba divertida, como una niña que vigila a los insectos de su jardín.

Verla correr delante de los botes de humo silenciaba los ruidos de los porrazos y las pisadas, como fotogramas a cámara lenta; la escena adquiría así la delicadeza de un ballet ruso. Y, cuando me agarraba de la mano y gritaba "Vamos", sorbiendo la v como el último tiro de un cigarro, la música de la orquesta me ensordecía y no podía sino seguirla en su danza. Los cascos, las viseras transparentes, las botas con la puntera reforzada: todo aquello describía trayectorias que nos hacían cosquillas en la nuca y que nosotros creíamos saber esquivar; sin embargo, que no nos alcanzasen no era más que otro de los malvados planes del destino. No me sentía amenazado, no comprendía la angustia de mamá y papá cuando entraba por fin en casa, jadeando pero feliz, y los encontraba frente al telediario: los rostros también teñidos de estupor y de blanco y negro. Ahora sí lo entiendo: esa angustia se anuda a mi garganta cada vez que lo recuerdo todo. Dulce pájaro idiota de juventud, supongo.

Los malvados planes del destino la sentaron una mañana junto a mí en la cafetería de la Facultad; minutos antes, seguramente ante el espejo de su casa o la de uno de sus barbudos amantes, la habían peinado con electricidad estática. La combinación entre aquellas corrientes eléctricas y la lluvia que inundaba el día hicieron el resto de mi locura. Desde el principio, me habló en segunda del plural: "Tenemos que", "Luchamos por"; y el síndrome de Estocolmo me arrojó rápido a los pies de aquella Patricia Hearst. Intuía que había mucho dinero en su familia, nunca supe cuánto; ella vino a España huyendo de todo o de la nada y rehusaba hablar del tema.

Se acostó con todos mis amigos antes que conmigo, y después de acostarse conmigo siguió acostándose con todos mis amigos. Pero cuando Patricia Hearst hacía su aparición en aquellos ojos extranjeros y aquellos labios maldecidores y judeomasónicos se me olvidaba todo: incluso el dinero que mamá me había metido en el bolsillo del pantalón para desayunar y que ella ya había cogido "prestado", no sin después deslizar su índice por mi bragueta en señal de agradecimiento. Yo ya me daba por pagado. Después, cuando Hearst se iba y dejaba a la niña abrazada a su almohada, jamás encontraba un motivo que me impidiese abrazarla y escuchar sus dudas, expresadas en confuso español de lengua de trapo, de muñeca de trapo. Y yo me reclinaba sobre ella y la lamía, como hacen las gatas con sus cachorros, buscando las heridas transparentes.

Mi Patricia Hearst se cansaba de todo: la carrera, Dylan, Cohen, Kerouac, Marx, Trotsky... el mundo se extinguía bajo sus pies ansiosos y yo, iluso de mí, pensaba que era el único que conseguía no hartarla. Por eso, pensé, me confió su misión secreta, el sino entre sus sís y sus noes: la libertad del pueblo oprimido, el erotismo de lo paramilitar, las selvas del norte de España y todo lo que aparecía en las novelas de Hemingway. Desde que pronunció aquello de la lucha armada, el señorito que mis padres educaron en aquel colegio de curas se abrió paso en mí y dejé de escuchar. Sólo se me venían de vez en cuando como olas resacosas algunos de los nombres de sus camaradas: todos me sonaban a varones toscos y nobles, valientes; eran hachazos en mi tronco. Hasta ella, que era tan dispersa y tan cósmica, supo abstraerse de su galaxia y advertir que yo no estaba de acuerdo; y no sólo eso: que, en aquel momento, la desaprobaba profundamente.

Llámese celos o envidia, llámese conformismo o comodidad, yo veía ya encauzadas mis aspiraciones y no quería volver a correr delante o detrás de nada, prefería sentarme a contemplar cómo la Historia transcurría, sin necesidad de intervenir más en ella; una manifestación al año, en todo caso, y pronunciarme en las urnas. Tras tantos cambios, había sueños que me sonaban a chiste. Ella se enfrío -le decepcioné profundamente- y se marchó al Norte en busca de los hombres de Hemingway y del pueblo sincero y unido del que hablan todas las mentiras, sean en el idioma en que sean. Volvió a Madrid en contadas ocasiones: cada vez que la democracia amenazaba con tropezar, allí estaba ella, mi bella paramilitar fichada, dando la cara y arriesgándose a que la policía la detuviese en cualquier manifestación lluviosa. Llegaban a mí los rumores de su paso por la ciudad, en boca de amigos que no sabían callarse ni en presencia de Mariluz, mi novia; e, interiormente, yo me sentía homenajeado por aquella ceremonia que ella repetía, como una flor en medio de tanta dinamita. Un día, no sé cuándo fue, se esfumaron los motivos por los que antes salíamos a la calle, y seguramente ella emigró a otro país donde aún quedase mucho (visible) por lo que pelear.

Hoy, azotado por el insomnio, la vi de nuevo en un reportaje sobre la transición que la televisión emitía de madrugada: rostro grave y enlutado, capucha negra, gafas ahumadas, un ramo de claveles rojos y el puño izquierdo alzado; mi Patricia Hearst llorando por los abogados de Atocha. Y me he sentido como si asistiera a mi propio entierro.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Amor libre


Gran Hermano te vigila... y se la casca


X e Y son dos chicas que son amigas... o más que eso, que más da. El caso es que X e Y se las prometían felices. Terminaron sus exámenes de septiembre y se fueron a la sierra a pasar la tarde en amor y compañía. Lo que sigue es el relato de Y de todo lo acontecido aquella tarde. Son hechos absolutamente verídicos. Las mantengo en el anonimato porque, si en montañas escarpadas y peligrosas el ser humano se exacerba de esa manera, no quiero ni pensar qué será capaz de hacer en calzoncillos en su casa, ante el teclado del ordenador.

Por supuesto, no todos los hombres son iguales. Pero se conoce que los que había aquella tarde en la sierra sí: eran todos idénticos.
13 de septiembre, 04:43 pm. En un lugar de la sierra
Paseaban "X" e "Y" tranquilamente entre los altos pinos y los bellos parajes cuando se dieron cuenta de que les perseguía un nudista que sólo llevaba tapada la cabeza. Decidieron sentarse a que pasara de largo.

13 de septiembre, 05:02 pm. En un lugar de la sierra, un poquito más pallá
Se levantaban "X" e "Y" a proseguir su camino. El nudista volvió al ataque y les preguntó dónde había unas charquitas para bañarse. "Y" le contestó tratando de mirarle a la cara. "X" lo miró sorprendida (estábamos sentadas al lado de una charquita).

13 de septiembre, 05:04 pm. En un lugar de la sierra, en el camino
Aparecen unos niñatos detrás de nosotras ("X" e "Y"). Intentamos evadirles, pero aprietan el paso para seguirnos. Cruzamos el río y se despiden de nosotras alegremente o tristemente, no sé...


13 de septiembre, 05:07 pm. En el mismo lugar de la sierra, otro poquito más pallá
"X" e "Y" se encuentran al nudista un poco más adelante. No se estaba bañando.


13 de septiembre, 05:20 pm
Aprieta el calor. "Y" se quita la camiseta pensando que, por qué no, su "sujetador" (por decir algo), podría ser un bikini perfectamente. Maldita la hora (esto lo piensa "X").


13 de septiembre, 05:26 pm. Otro poquito más allá
Parece que el nudista se fue, y en su lugar aparece un entrañable señor que nos pregunta si hemos visto a su perrito. Un pastor alemán. Y no, lo sentimos. Seguimos nuestro camino y él se va en dirección contraria.


13 de septiembre, 05:38 pm.
"X" e "Y" llegan a su lugar de destino. Los niñatos nos ven llegar y de repente les entran unas irreprimibles ganas de bañarse justo en nuestra charca que, por cierto, no tenía profundidad ni aliciente alguno. "Y" se pone la camiseta y se van. Gracias.


13 de septiembre, 05:41 pm
De repente, aparece el hombre del perro y "X" piensa: "Pobre, sigue buscando a su perro". Así que, en un arranque de amor por los animales cual San Francisco de Asís, "X" se levanta y decide ir a ofrecer ayuda al desconsolado señor... No pasan ni dos segundos e "Y" ve que "X" vuelve ruborizada. El hombre sin perro sólo llevaba una toalla. Estaba en un descanso de búsqueda de su perro. Lo intentarían más tarde.


13 de septiembre, 05:53 pm
Para hacer tiempo, mientras el pobre hombre se adecenta para continuar la búsqueda, "X" e "Y" empiezan a hacer el gilipollas. "Y" pretendía, ilusamente, demostrar que podía a "X" en una pelea sin tregua ni cuartel. Pero no fue así...


13 de septiembre, 05:59 pm
"Y" descubre, sorprendida, que el hombre sin perro no busca a su perro. De hecho, el que está canino es él. Está de pie, empalmado y moviendo su cosa en círculos (claro, le vinieron a la memoria las peleas de chicas en el barro o algo). Aquí vendría una foto de "Y" indicando el movimiento circular, pero carecemos de eso en el archivo.


13 de septiembre, 06:04 pm
El hombre sin perro se masturba a unos 10 metros de nosotras. Qué tierno y agradable.


Un hermoso ejemplar de cabra montesa
masturbadora

13 de septiembre, 06:11 pm
El hombre sin perro se limpia con un clínex, lo tira al suelo y se fuma un piti.

13 de septiembre, 06:16 pm
Se va para casa. Del perro nunca más se supo.



Ya sabéis: desde hoy, al campo con tijeras de podar.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Ida y vuelta


©2006-2007 ~ElectronCloud

Algún día será verano,
algún día hará veinte años
y aún quemaré tus rastrojos
Algún día saldré a buscarte
y me caerá, cano,
el pelo sobre los hombros

Me alistaré en la guerra,
en el bando de tus ojos
¿Crees que seré la primera?
Algún día saldré a buscarte
y la ciudad estará llena de escombros

Algún día saldré a esperarte
a la esquina de esta calle
y se cruzarán mis dos espectros:
el de la ida y el del regreso.
Pelo cano y pelo negro

Y me caerá, como un manto,
la ciudad sobre los hombros

lunes, 10 de septiembre de 2007

Es bastante


©2007 =cziiki




Un metro cuadrado de tierra es bastante,
un metro cuadrado
Con tapia de piedra todo él rodeado,
todo él rodeado


Que la gente sepa que todo eso es mío
y nadie se atreva a entrar sin permiso

Y dentro un manzano o tal vez una parra
Para refugiarme en su sombra en verano
con una guitarra, pues no cabe un piano


Un metro cuadrado sembrado de hierba,
sembrado de hierba
Y en él recostarme un poco encogida,
rozando la piedra
Un libro en las manos con estampas viejas
y canto dorado: cuentos de Calleja
Se escucha el cuclillo oculto en la parra
Un cri cri acompaña su canto sencillo
Son Hermano Grillo y Hermana Cigarra


Sobre mi cabeza será el cielo mío
Todo el cielo propio
Y poder mirarlo sin pedir permiso

Sin pedir permiso, con un telescopio
Y bajo mis pies, un metro cuadrado
de mi propia tierra hasta el fondo adentrado


Para que me entierren bajo la maleza
junto a mi guitarra, de pie o de cabeza

Un metro cuadrado - VAINICA DOBLE

De nada me sirve el espacio si no tengo con qué llenarlo; si me sobra el aire, es que me falta algo.


Un metro cuadrado de tierra es bastante.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Ni puta gracia

Hacía años que no me pasaba: entrar en la Fnac y acabar lloriqueándole a mi madre por diez míseros euros. Míseros, pero lo justo para comprar el libro que me gustaba. Esta tarde ha vuelto a sucederme y mamá, aunque poco amiga del cómic (dice que nunca sabe qué personaje habla primero), me ha dado generosamente el billete para que me comprase Ni puta gracia. Un yeti a punto de pisar una cáscara de plátano aparece en la portada. Y para no tener gracia me he reído mucho. Me he sentado en la moqueta como en los viejos tiempos, junto a un niño demasiado pequeño para entender el tebeo de los Simpson que estaba leyendo pero lo bastante crecidito como para tirarse unos pedos de esos infantiles y dulzones. Yo creo que me han atontado aún más y por eso me reía tanto.

Aquí os dejo -en una hazaña heroica, porque me pueden denunciar por movidas de copyright- algunas de las viñetas que más gracia me han hecho. Igual no se os mueve ni un músculo. Raquel siempre me dice que le intriga mi capacidad de reírme con los chistes malos, como si hubiera un mensaje oculto en ellos, pero es que yo creo que las cosas sencillas son las mejores. Así que ahí queda eso. Y si os hago un poco más felices, mejor que mejor; corred a vuestra librería con vuestros diez míseros euros y pronunciad las palabras mágicas: Ni puta gracia, de Joscha Sauer, aunque el librero os mire raro.

Venga, diez euros son sólo dos copas, y seguro que así también os reís.


Polly quiere crack





Guerra de prótesis





Señora pesada





El robot asesino




Cría cuervos

sábado, 8 de septiembre de 2007

El olor de las cosas


2006-2007 ~fada


"Los objetos tienen forma y peso, color propio, y, más allá de eso, una dimensión que no hay balanza que pueda medir; la importancia que tienen, y la habitación de Annie, su vida, de la que sé tan poco, están amuebladas con artículos que poco a poco se han convertido en surrealistas. Aparecen dondequiera que mire. Roban la identidad de cosas que me circundan realmente. Está su reloj, que tiene agujas luminosas, que atrasa un poco, un reloj que ella tenía en Orleans, quizás, en Contrex, y cuyo despertador sonaba temprano, estridente. No, allí la despertaba otra chica. Mañanas de verano. Ha trasnochado y tiene sueño. Ha arrojado el vestido encima de una silla... Está su manopla de baño, cosida en forma de guante. Sus cosméticos. Su peine. La caja donde guarda sus ahorros. Oh, Anne-Marie, tu existencia es tan pura. Tienes tu propia infancia, postales de chicos de St. Léger, tu padrastro, tu desesperanza. Nada puede afectarte. Ninguna revelación, ningún delito. Eres como una historia triste, como hojas en la calle. Te repites como una canción."

Juego y distracción. James SALTER

viernes, 7 de septiembre de 2007

Pete y yo


Sí, ya sé; es un pésimo ejemplo.

Pero me cae bien Pete Doherty. Existe algo en él, más allá de todas las borracheras, camisetas sudadas y redadas que ha protagonizado, que me enternece. Es como si Guillermo Brown hubiese dado el estirón sin engordar un solo gramo. Un Guillermo que se ha quedado sin mofletes ni tapias que saltar y se arrastra por Londres con su abrigo raído, sus sombreros de amish y un cigarrillo que -yo creo- la mayoría de las veces está apagado.

Así que Pete-Guillermo no tiene calorías y escarba en la droga y el lado más chungo de la sociedad británica en busca de eso: de un poco de calor. A juzgar por el colorcillo tan poco saludable que tiene, no lo ha encontrado. Por si fuera poco, su querida Mosspiradora se ha quedado con otro más viejo y más chungo que él; uno que toca en The Kills y se dejó hace tiempo por el camino al niño que arrastra los pies de Pete y que, según Kate Moss, era tan insoportable. Y mejor no hablar de The Libertines, que aquello sí que acabó peor que una canción de Pimpinela. Pete, con esa carita de Guillermo Brown, martilleó los nervios de su compañero de grupo Carl Barat dejándolo colgado en varias actuaciones, abusando (por descontado) del crack y la heroína y -esta sí que es buena- entrando en su propia casa para robar instrumentos.

Y en esas estamos: Pete ya no tiene a nadie con quien cantar esta canción tan maravillosa y se lo merece; así que yo me pregunto si querrás tú cantarla conmigo, ya que nos llevamos tan mal pero nos queremos tanto.




The Libertines - Can't stand me now


"An ending fitting for the start
you twist and tore our love apart
your light fingers threw the dart
shattered the lamp- into darkness it cast us..."


"No you've got it the wrong way round
-just shut me up and blamed it on the brown"
cornered the boy kicked out at the world,
the world kicked backalot fuckin' harder...


If you wanna try
If you wanna try
there's no worse you could do (oh oh oh)
I know you lie (I know you lie)
I'm still in love with you (oh oh oh)
Can't take me anywhere (I'll take you anywhere)
You can't take me anywhere (I can't take you anywhere)
I'll take you anywhere you wanna go


Oh, you can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now


Have we enough to keep it together?
or do we just keep on pretending (and hope our
luck is never ending)...
You tried to pull the wool, I wasn't feeling too clever,
and you take all that they're lending
until you needed mending...


If you wanna try
If you wanna try
there's no worse you could do (oh oh oh)
I know you lie
All you do is make me cry
And all these words they ain't true (oh oh oh)
I can't take me anywhere (I can't take you anywhere)
You can't take me anywhere (I'll take you anywhere)
I'll take you anywhere you wanna go


Oh, you can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now
You can't stand me now


jueves, 6 de septiembre de 2007

Querido diario

Las semanas pasan perezosas, como persianas atrancadas. Tengo que tirar de ellas con fuerza para desenroscarlas, pero algunos días no me apetece. Quizás hoy sea uno de ellos.


Hoy salgo a la calle con desgana. El autobús avanza lento, eternizado por el todavía más lento camión de la basura que lo precede. No me importa, no tengo prisa por llegar. Invierto mi única energía en observar a los demás. La chica que tengo delante tiene el pelo rubio y largo, con tirabuzones ligeros. Tengo la sensación de que su pelo pesará menos que el mío y me da un poco de envidia. Casi sin darme cuenta de lo que hago, toco la punta de uno de sus rizos. Un escalofrío recorre su espalda de inmediato y se atusa el pelo como si se estuviese sacudiendo insectos. Prefiero no pensar.

Otra mujer, también rubia, va sentada a mi derecha. Tiene el pelo más corto y liso, eso que llaman melenita francesa. Está inclinada hacia delante y le cubre el único lado de la cara que podría verle. Es muy delgada. Me recuerda a mi tía. De pronto pienso que podría ser mi tía, de la que sé que está atravesando malos momentos por culpa de una ruptura. Pero no sé quién es. Joder, la tengo sentada al lado y no sé si es mi tía. Qué frías son las ciudades. Tengo ganas de apartarle el pelo con cariño para verle la cara, pero caigo en la cuenta de que se ha quedado dormida.

Entonces levanto la vista y reparo en que ya estamos en una de las últimas paradas. Hemos avanzado más de lo que yo creía. Es una colina o lo que queda de ella, invadida por bloques de pisos de estética franquista y aún virgen en algunas zonas, donde los descampados se abren como fulanas a la ciudad que está creciendo. A lo lejos, más bloques, torres de tensión y antenas, muchas antenas. Y de repente me doy cuenta de que todos los que podemos ser divisados desde esta colina pasamos las mismas enfermedades -el amor, el desamor, los celos, la soledad, la ausencia- pero la mayoría no necesitan escribirlo en ninguna parte. Simplemente lo pasan, suben al autobús y se bajan. Y entonces se me quitan las ganas de escribir, pienso en dejarlo. Pero es lo primero que hago cuando llego al trabajo.

Tengo que dejarlo, acaba de llegar mi jefe.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

What ever happened to the heroes?

Hoy he intentado abrir la puerta de mi casa con el abono de los transportes. De eso a súperheroe sólo hay un paso.



(Para todo el que quiera su propio súperheroe, Hero Machine)

martes, 4 de septiembre de 2007

Las guapas también lloran

Acababa de publicar un post súper dolido y feminista de pelo en pecho contra Supermodelo 2007. Pero, en una especie de flash, mi mente ha recordado lo que leí en el horóscopo de un gratuito esta mañana: que hoy me encontraría muy receptiva a lo bello y que este martes 4 de septiembre consistiría en eso: en la búsqueda de la belleza. Así que he decidido hacer caso a los astros y buscar la inspiración lejos de la pasarela regalándoos (y regalándome) esta gran canción. Del post original sólo queda el título. Las guapas también lloran, sí; lloran cuando escuchan Marquee Moon.


La descubrí gracias a Amaral en Moriría por vos ("Será que suena Marquee Moon, pero esta noche moriría por vos"). Me llamó mucho la atención el título, y me puse a investigar hasta que di con ella. Y ahora, en los días de depresión, me curo gritando:

I was listening,
listening to the raaaaaaiiiin
I was hearing,
hearing something eeeeeeeelse
Se lo recomiendo a todo el mundo. Como dijo un fan exaltado en Youtube, que Dios bendiga a Television y a su Marquee Moon.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Still Life


©2005-2007 *philly


Siempre me equivoco, pero él me enseñó a rectificar.

Nos conocimos una noche en un bar, que más da si era laborable o festivo. Sólo recuerdo que me asusté al verlo tan arrollador; me miraba con tanta fuerza que casi sudaba. Me fui a casa convencida de que no volveríamos a encontrarnos, pero con una sensación que distaba mucho de la que me dejaban el resto de los tíos que habían intentado ligar conmigo en una barra.

Tuve que rectificar. Volvimos a vernos al cabo de siete días, en el mismo sitio y a la misma hora. Aquello parecía una cita y puede que lo fuese. Me relajé y borré la tensión de sus ojos. Desde entonces, nos vimos todas las noches de los tres meses siguientes en aquella barra, mientras de fondo sonaban las canciones que tanto me había costado aprenderme. Pero yo no oía nada, apenas lo recuerdo como si escuchase desde dentro de un vaso. Un vaso donde flotábamos los dos. Hablamos horas y horas, nos conocimos y nos examinamos mutuamente en todo lo que nos importaba: música, cine, vida, gente, política... Pero yo seguía atada por algún resquicio de mis recelos. Era guapo; no, era muy guapo, y cada noche saludaba a un promedio de 5 ó 6 chicas diferentes. Se sabía el nombre de todas. Mala señal, me decía yo: demasiado pasado y demasiado futuro en un chico que quizás no te lleve a ninguna parte, o peor aún; te lleve demasiado lejos pero después no quiera acompañarte a casa.

Sin embargo, tuve que rectificar de nuevo.

No sé cómo fue que una tarde nos encontramos en una plaza iluminada por el sol, sin tanta gente y sin tanto humo. Los dos perdimos el caparazón de noctámbulos ojerosos y el pitido de los oídos, y yo me desligué al fin de mis ataduras. Y entonces empezó el resto de mi vida.

No voy a hablar de sus jerséis, de sus dedos, de su forma de silbar, de cómo dormía -los brazos en cruz sobre la cama, como un ángel derribado- de lo que le molestaba, de lo que le emocionaba. No voy a hablar de cómo mascaba chicle desde que dejó de fumar, de cómo me sumía en un hechizo, narcotizada por el olor y el sabor de la fresa sintética. De cómo, cuando le regañaba por beber cerveza mientras comía chicle, se lo sacaba de la boca y sin perder la sonrisa ni un segundo lo pegaba en la boquilla de mi botella.

Hace dos meses, mi madre cogió el teléfono y escuché cómo poco a poco se le quebraba la voz. Él cruzaba sin mirar, como siempre, y esta vez nadie miró por él: un Vectra rojo lo lanzó por los aires. Tras dilemas médicos y familiares, murió desconectado a los dos días en una cama de hospital, como un ángel derribado. Los daños del accidente le habrían impedido volver a ser apenas una foto de quien fue. Entonces tuve la certeza helada y cortante de que nunca volveríamos a vernos, caía sobre mí como un témpano de hielo. La angustia me despertaba cada noche; sentía pánico pero no podía gritar. Pensé que me iba a olvidar incluso de respirar. Mis padres me llevaron a un psicólogo.

Anoche salí con mis amigos por primera vez en mucho tiempo. Me llevaron -seguramente en un descuido- al bar donde le vi por primera vez. Decidí salir a pelear yo sola con la tormenta y me ofrecí para acercarme a la barra a por la bebida. O lo lograba o nunca me curaría, y enfermar para siempre con 22 años es una tragedia. Sabía que no volvería a verlo. Así que pedí las copas de mis amigos y una cerveza para mí. El camarero lo dispuso todo diligentemente ante mí en la barra y me gritó el importe entre los compases de alguna de las canciones de nuestro vaso de cristal. Bajé la vista para sacar el dinero del bolso y, cuando la levanté, vi que había un chicle pegado en la boquilla de mi botella.

Y tuve que volver a rectificar.


"La vida son dos días, y la mitad llueve"

jueves, 30 de agosto de 2007

En medio del camino (would you meet me in the middle?)


©2007 ~Allot

Si mis noches se pusieran de acuerdo
en buscar un sendero
serías tú

Si el amor se guardase una lanza en mi costado
aunque las zancadillas dejasen de dolerme
el as en su manga
serías tú

De todas las chinas en las que he tropezado
De las que más me han raspado
La que siempre se colase en mi zapato
serías tú

De todos los cordones desatados
entre todos los baches y los vados
La piedra angular de mi pavimentado
serías tú

Si el Sol me matase por clavarme un rayo
Si en ese desierto hubiese una sombra
serías tú

martes, 28 de agosto de 2007

Soledad


Marc Chagall - Loneliness (1933). Museo de Tel Aviv


- ¿Y ahora qué?
- ¿Cómo? No te entiendo.
- Es una pregunta fácil: que qué hacemos ahora.
- La respuesta es también fácil, no tenemos nada que hacer.
- Algo habrá.
- Chagall nos pintó así. Bastante esfuerzo hizo con sacarnos de su cabeza y dejarnos en un lienzo. Éste es nuestro sino y punto. Tú te quedarás ahí representando a la soledad y yo te miraré con esta dulzura bovina que me han dibujado.
- ¿Y así va a ser siempre?
- Bueno, puede que no. Quizás venga alguien y piense que yo soy tu amada y te miro con deseo, y entonces tendré que mirarte con deseo, qué remedio.
- ¿Y nada más?
- No, a no ser que delante de nosotros se plante alguien que opine lo contrario.
- ¿Quieres decir que nada está en nuestras manos?
- Eso es lo que quiero decir. Somos un reflejo del alma de alguien, somos un destello que brilla en función de quien lo mire pero no tiene la fuerza suficiente para controlar su propia estela.
- Y quien nos creó, que tanto parecía saber por lo que está diciendo el señor ése de allá, el de las gafas de pasta…
- ¿Cuál dices?
- Ése que está con la mujer y lleva un montón de folletos en la mano.
- Ah, lo veo, lo veo.
- Digo, quien nos creó sabía mucho… pero ¿no fue capaz de dotarnos de autonomía, de algo que nos valiese para actuar por nosotros mismos?
- No nos creó como se crea una máquina o una casa, para que funcionen. Salimos de él como mana la sangre de las heridas. Es como cuando rompes un espejo y quedan pedazos sueltos: solos no van a ninguna parte y no podrán volver a su mitad; necesitan que alguien se mire en ellos o se corte con su filo para existir. Éramos una de las mitades de Chagall, pero ya no hay pegamento que nos una a él.
- No sé de qué me hablas, nunca he roto un espejo.
- Claro, estás hecho de óleo, qué espejo vas a romper.
- Te recuerdo que tú también eres de óleo y no creo que me ganes en espejos rotos, así que no sé por qué hablas tanto.
- Porque alguien me está mirando y quiere que así sea.
- ¿Quién?
- Creo que es esa chica de allí, la que está sentada en el banco.
- ¿La rubia?
- Sí. Me ha convertido en una vaca pedante.

[...]

- Oye, me parece que estoy constipado, tengo unos cambios de temperatura espantosos.
- Son los japoneses.
- ¿Los japoneses?
- Sí, hay demasiados al mismo tiempo en esta sala. Unos creen que estás muerto de frío y por eso te tapas con una sábana; otros ven el humo que nos rodea y entonces piensan que estarás sofocado: de ahí el destemple.
- Y tú, ¿tienes frío o calor?
- Nadie se preocupa de la temperatura corporal de una vaca. Ahora, si me disculpas, voy a tocar el violín.
- ¿Desde cuándo sabes?
- No, es por el niño de allí, el que acaba de entrar…
Me encanta este cuadro.

lunes, 27 de agosto de 2007

Ego (te absolvo)

Algunas veces pienso que todo el mundo es idiota. Instantes después, me arrepiento de haber sido tan hija de puta.

Y en este contradictorio bucle, ácido como el reflujo de aquella amiga mía que vomitaba sin parar, se me van los días.

domingo, 26 de agosto de 2007

domingo, 19 de agosto de 2007

Postal del regreso


Se me ocurre mientras vuelvo a este cruce de caminos que quizás te he echado tanto de menos porque no aprendí a quererte lo suficiente. Ahora se trata de aprender, ahora la única paz consiste en eso. Lo demás son cruces de caminos.

Me voy, te vas; pero cuando volvamos podemos quedar algún día para conocernos de nuevo y revivirlo todo desde el principio, paladeándolo. Yo soy Manuela, ¿y tú?

Te estaré regresando.

martes, 14 de agosto de 2007

Helter Skelter ya se va

Me ausentaré durante los próximos 12 días. Me imagino que ni la mitad de ustedes estará en sus casas, y que habrá muchos que hace semanas que no tocan el teclado de un ordenador, pero por avisar que no quede. Os dejo esta postal de mi ventana, que para mí es la mejor imagen de todos los veranos: la de recoger la ropa limpia en un suspiro y marcharte a ensuciarla cerca del mar.

Sed muy muy felices, es una orden.



lunes, 13 de agosto de 2007

Las pelirrojas traen mala suerte

Era un invierno con abrigo de paño
y las manos en los bolsillos
Era invierno en mis pies
y los metía en tus zapatos
Podía quedarme dormida
viendo la lluvia en el patio

Así que era un invierno inundado
y nosotros nos queríamos
Nos mirábamos en los charcos
como patos mareados
Y descubríamos nuestro reflejo
en las pupilas del amado

Era también invierno en el café posado
Yo esperaba paciente
que me dieses el primer trago
Quería beberlo de tu boca,
que lo calentases en tus manos
Quería vivir por siempre
refugiada en tus zapatos

Era invierno
Madrid aún me dejaba ser feliz
y ocultaba su melena roja
bajo aquella tonta boina gris
Todavía no jugaba contigo a ponerme celosa
Aún no te mandaba ramos de flores rojas

Se acabó el día que os vi paseando a solas
La boina estaba en el suelo, entre pétalos de rosas

Tu invierno siempre enfriaba
mis instintos asesinos
pero ya no me divierto
si no es aplastando grillos,
si no arranco la hierba,
si no asusto a algún niño

Porque invierno no era
y no es más que contigo
Y ahora el resto del año
me parece una farsa
Me escribiste en un libro
y me convertiste en fantasma



©2005-2007 ~Nymphadora79

martes, 7 de agosto de 2007

Mierda...


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Then I saw you turning at the end of the street...

La última vez que me cogiste de la mano
las calles parecían de mentira
La ciudad no era más que un decorado
que se terminaba en cada esquina
Desperté hoy con la espalda adoquinada
y pensé que todo fue una pesadilla

Desperté con la espalda adoquinada
-mierda, se me olvidó que hoy era el día-
y salgo a la calle corriendo,
por si aún no ha pasado el tranvía
Por si aún alcanzo a ver tu cuello
y sus cuerdas que se afinan

Y salgo a la calle corrriendo
and then I saw you...
Estaban vacías mis aceras,
eran como corrientes de agua lisa,
pero conseguí ver tus puntadas
cosiendo destellos en la avenida

"Despierta; mírame ahora, mira"
Se estrellan en vano mis oraciones
contra tu cuello y sus cuerdas que se estiran
Los zapatos en el suelo, en posición de bailarina
Mírame antes de que sea tarde,
el tranvía ya está en la esquina

Desperté con la espalda adoquinada
De nuevo olvidé que hoy era el día

jueves, 2 de agosto de 2007

Canción envenenada para Irlanda


©2005-2007 *Justapain


Irlanda,
no disimules, que se te nota;
te manejas como nadie
cuando la distancia es corta.
Olvídalo, quedará entre tú y yo;
ellos aplauden embelesados
tus mohines de muñeca rota.

Irlanda,
déjate las uñas largas,
que yo vea qué hiciste anoche.
Sé que tu falsa dulzura
se vuelve agria a las doce.
Irlanda, eres bella y tirana,
como un país del Norte.

No llores más, Irlanda,
tu gato azul ya duerme bajo la hierba.
Irlanda,
¿no decías que te aburres como una vieja?
¿Dónde está ahora la azada grande?
Ponte a buscarla; niña, deja de hacer calceta,
que ya no está en su sitio la pesada azada negra.

Irlanda de miradas veladas,
Irlanda de párpados muertos;
no me dan envidia tus vestidos polvorientos,
ni tus puestas de largo, ni tu séquito de espectros.
Irlanda,
yo que tú mantendría hoy los ojos bien abiertos,
que tengo ganas de robar la cinta blanca de tu pelo.

"No te imaginas lo leve que es el toque de su piel"
"No te imaginas mi cuerpo, enredado en el de él"
Te equivocabas, Irlanda.
No lo imagino.
Lo sé.
Por eso un ángel de piedra te tiene atrapada en su red,
donde tu madre te deja flores frescas a las diez.

Corre ahora si puedes,
corre, Irlanda, niña mala;
y grítale a mamá para que no te dé la espalda.
Ella ya no te oye, ¿puedes oírte tú?
¿Sientes ahora su piel, Irlanda?
Qué triste es la penumbra para las niñas mimadas;
la cola azul de un gato asoma bajo tu falda.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Los zapatos de Lolita


©2005-2007 *MarchandeDePlaisirs


Existen dos tipos de chicas: las que tienen los gemelos anchos y las que tienen los gemelos finos. Pero que nadie se llame a engaños ni caiga en simplezas; esta división poco tiene que ver con gordas o flacas, rubias o morenas, brutas o remilgadas. Se trata de algo que escapa al cuerpo, mucho más etéreo, e imposible de ocultar con pantalón largo. Lolita no era más que un corazón de piernas delgadas escondido en unos zapatos de hombre.

La mujer que habita en todas las niñas se asoma demasiado pronto a las chicas de gemelos finos, quizás en forma de desamor brusco o de alguna enfermedad infantil que las mantenga una larga temporada en cama. Los padres se angustian; cuidan al milímetro de su pajarito, vigilando todos y cada uno de sus aleteos y sujetando las ramas con las que pueda golpearse durante el camino. La preocupación paterna deja una huella imborrable en la piel de las chicas de gemelos finos, como de peca de perfume caro, que contagiará a todos los que compartan su tiempo con ellas, inundándolos de una irresistible e imperiosa necesidad de cuidarlas a todas horas. Las chicas de gemelos finos siempre llevan sandalias elegantes y una chaqueta ajena sobre los hombros. Hay un coche que las espera al doblar la esquina de cualquier noche.

Las chicas de gemelos gruesos, en cambio, parecen siempre más niñas de lo que son, pero las dan por crecidas muy pronto. Los gemelos anchos no admiten pies pequeños, así que sus padres les compran varios pares de zapatos grandes -a ser posible del mismo modelo en distintos colores- y las sueltan a la calle. Allí ellas se pelean, tiran piedras, se tropiezan y vuelven siempre a casa con las piernas llenas de rasguños y moretones, pero a sus padres se les borra cualquier atisbo de preocupación cuando ven los zapatones de muchacho sobresaliendo sonrientes de esos gemelos tan lozanos.

La sonrisa de una chica de gemelos finos suele cortarse en un ángulo amargo que ni siquiera alcanza la categoría de tristeza; es el gesto de fastidio del que ha perdido el tren, del pajarito que permanece en el nido mientras sus hermanos vuelan lejos del árbol. Se les quiebra la piel en las articulaciones, tienen las rodillas transparentes y mamá no les deja ni depilarse, no vaya a ser que el melocotón enferme cuando pierda su terciopelo.

Las chicas de gemelos gruesos envidian el cuerpo translúcido y esbelto de las chicas de gemelos finos, pero sobre todo envidian ese séquito que las sigue como a princesas enfermas, esa manta que se sienta junto a ellas en todos los sillones para guarecerlas del frío. Lo que no saben es que no sirve de nada viajar en primera clase cuando te han cortado las alas.

miércoles, 25 de julio de 2007

Emboscada

Al principio apenas nos saludamos:
dos besos en las mejillas,
dejo las maletas junto al tren
y noto sus ojos de soslayo,
resbalando por el andén.

La encontré aquella misma noche,
pensé que por casualidad,
descalza por la avenida
a la hora en que la ciudad
desinfecta sus heridas.

"¿Me has echado de menos?",
pregunta la brisa del puerto.
Se vuelve el aire azul y violento,
y entonces lo sé, estoy atrapada.
"No sabes cuánto", le digo.
Me ha tendido una emboscada:
ya huyen los gatos a su escondrijo.

Estoy temblando porque lo sé,
hoy no me salva ni la Luna.
Fue ella quien me echó de menos
y ha sembrado de veneno
todos los cubos de basura.

Intento negociar con ella,
pero ya es hora de pelear:
ha soltado su melena,
que ondea furiosa en la playa;
se recoge la falda, gitana,
quiere bañarse en el mar.

"Ven,
ven aquí y sabrás lo que es bueno"
...
Ya laten, blancas, mis banderas en los tendederos.

Una noche más, me duermo abrazada
a este pulmón de la ciudad.

Fotografía: Barcelona 1, Jameson

jueves, 19 de julio de 2007

La tentación de la subversión


Las tentaciones de Javi y José - Martín y Sicilia (2002)

Sólo pasaba por aquí. En concreto, para dejar este regalo. Esta mañana, paseando por mi tundra, he visto una fotogalería en El País sobre una exposición que pinta bastante bien: Arte, sátira... ¡subversión! Me he encontrado con este cuadro de dos canarios, Martín y Sicilia, que me ha encantado. Me recuerda un poco a Antonio López, sólo que el tema me gusta bastante más que el membrillo. Pero que bastante más.

Arte, sátira... ¡subversión! es una muestra que reúne a cinco artistas latinoamericanos que se valen de la parodia, el pastiche, el arte pop y todas esas cosas que nos gustan tanto a los posmodernos para retratar el mundo en el que vivimos de forma un poquito más divertida, pero no menos efectiva. Porque, señores, hay que olvidarse de los clichés: el planeta entero es una república bananera.

Si alguien quiere llevarme, estará en la Casa de América hasta el 8 de septiembre. Si no, no pasa nada; tengo todo el verano para sostener mi correa con los dientes y salir yo solita a la calle, como un perro de ésos con delirios de grandeza.

miércoles, 18 de julio de 2007

La tundra


Mi compañero de trabajo


Si la tundra tuviese moqueta y aire acondicionado, sería la oficina donde yo trabajo.

Puede que ayer fuese una de las mañanas más desesperantes de mi existencia. He pasado muchas mañanas sin hacer nada, pero sin aburrirme, porque ésa había sido mi elección. Ayer permanecí durante cuatro horas frente a un ordenador, intentando justificar la mierda de sueldo que me pagan, sin absolutamente nada que hacer, y atada de pies y manos porque esto es un hormiguero muy grande y yo soy la hormiga becaria, así que no me puedo poner a experimentar con la web de la empresa porque me aburra. Miento, no es que no hiciera nada; escribí aquí una entrada la mar de larga y la mar de absurda sobre el aburrimiento en las oficinas. Cuando llegué a casa me reí leyendo a la yo de hacía unas horas y la borré.

Quiero recuperar la idea de ayer porque me temo que la tundra enmoquetada me va a dar mucho de qué hablar este verano. Desde el 15 de julio, la oficina permanece casi vacía. Los teléfonos suenan y suenan sin que nadie los descuelgue. Eso es divertido y da que pensar: creo que si hubiese un herido grave en la mesa del compañero, nos negaríamos a auxiliarlo por no considerarlo nuestro trabajo. Pues bien, con los teléfonos pasa lo mismo: chillan y chillan y nadie los ayuda. Seguramente los que llaman son los jefes y compañeros que ya están de vacaciones, y ni siquiera pretenden que descolguemos el teléfono. Sólo quieren escuchar la languidez de los tonos, repitiéndose en una cadencia que es como una postal de esta tundra. Por un instante, en la playa, agobiados por el estrés de demasiado entretenimiento, se pegarán el móvil a la oreja como una caracola. Entonces cerrarán los ojos y nos verán a todos nosotros, los habitantes de la tundra enmoquetada, mirando al techo o buscando palabras inventadas en Google.

Aquí el tiempo se mide por las pausas del cigarro y las salidas al baño, y la única conexión con el espacio exterior es la bandeja de entrada de correo electrónico. Ni siquiera sé bien qué día hace fuera: las ventanas súperaislantes tienen los cristales tintados y da la sensación de que vivamos en una nubosidad permanente. Vigilo el correo electrónico como un animal hambriento, para abrir los mensajes antes que mi compañero y robarle las tareas. No me importa que sean mecánicas ni que estén poco o nada relacionadas con lo que estoy estudiando: invertiré gustosa 15 minutos en pasar datos de una tabla Excel a un documento Word. Serán 15 minutos menos en mi cuenta diaria de aburrimiento. Dios, soy una enferma mental.


Algún día, estos edificios acristalados de oficinas serán derrumbados y todos ejerceremos el teletrabajo desde nuestras casas. Los solares que dejen esos edificios estarán malditos, como los cementerios indios, y la gente que se mude a las casas que se construyan encima de ellos será muy muy aburrida. Bienvenidos a la tundra.

sábado, 14 de julio de 2007

De tantos recuerdos (bla bla bla)


Tengo recuerdos
de arena y clorofila,
de las olas tumbándome,
de la sal en mis heridas;
del sonido de tus pies
sobre el borde de la piscina

Tengo recuerdos naranjas
de las ocho de la tarde
que se acuerdan del recuerdo
de ni poder mirarte
Que saben que ya queda poco
por lo que pueda preocuparme

Tengo recuerdos encendidos:
la Luna confabulada con los pinos,
el Sol poniéndose en tu flequillo;
tú, tan rabiosamente guapo,
peinándote con mi cepillo

Tengo recuerdos ridículos,
como la rima de esta poesía;
tengo recuerdos-crepúsculos
que incendian todas las piscinas.
Sé que tengo recuerdos-obstáculos
y que tengo recuerdos-puertas
Pero ahora sólo recuerdo que la playa daba vueltas

Y el sonido de tus pies,
descalzos sobre la arena

lunes, 9 de julio de 2007

Te estaré mirando desde fuera


Hoy he caminado por tu barrio
sin pisar las aceras,
por el centro de la calzada,
esperaba que me vieras;
línea recta hacia el tráfico,
melosa suicida
pintando las líneas de la carretera.

Te busqué en tu ventana,
ya me han dicho que no estás,
que ahora te diviertes con otros;
no sé si nuevos o mejores,
no sé si te quieren o no;
sólo sé que no son como yo.

Mentiría si dijera que no te echo de menos
Mentiría si no buscara tu espalda en mi espejo
Pero se me escapa la risa.
Es que eres gracioso:
las manos en los bolsillos,
los ojos en el vacío
"Psss,
yo a ésa ni la conozco"
Reconócelo,
es divertido

Unos se dan a la coca,
otros se dan a la tragedia;
a lo mejor tú te has dado al pesimismo,
pero yo sigo quemando la esperanza.
La mía, la tuya, la nuestra.

Y no barro las cenizas.

No lo olvides, seré siempre el bastón de tus recuerdos. Te estoy mirando desde fuera.

domingo, 8 de julio de 2007

Fake plastic trees


Lo primero que me llamó la atención de esta casa fue el techo. Todas las habitaciones tienen un falso techo de escayola que es tan falso como su propio nombre indica, pero que consigue darle un toque muy señorial, algo así como de quiero-y-no-puedo. Mis amigas se habían mudado con sus familias de forma escalonada y progresiva a casas mejores, barrios mejores, y todos los nuevos pisos coincidían en un detalle: la escayola. “Tiene que significar algo”, se decía mi linda cabecita de nínfula. Así era yo: llegaba a una casa extraña, a lo que los orientadores de los institutos suelen conocer como “hogar deshecho”, dos manzanas más cerca de la clase baja y más lejos del metro, y me ilusionaba ver el falso techo de escayola. Supongo que formaría parte del encanto de la inmadurez.

Parece mentira, pero ya han pasado ocho años. El hogar deshecho se ha reconstruido en una especie de unidad familiar dispersa pero que se da la mano en los momentos chungos. Y el falso techo de escayola sigue ahí. Yo aún lo miro cuando no me puedo dormir, y aún me sigue gustando tanto. Él también me mira y, a pesar de ser una línea recta que nunca va a ninguna parte, me ha seguido a lo largo de todo estos años desde su altura recortada y sus desconchones.

¿Quién dice qué es falso y qué es de verdad? ¿Por qué negarle la autenticidad a lo que nos acompaña y se convierte en un símbolo de poder volver a alguna parte? Quién sabe. Quizás todos los sofás de imitación de piel, las flores de plástico y los falsos techos de escayola que llenan los pisos vacíos de la memoria no son tan falsos.

viernes, 6 de julio de 2007

Un bosque


The Cure - A Forest

Las cosas rara vez son lo que parecen. Más allá de eso, tampoco suelen ser lo que parece estar debajo de su apariencia.

A Erik El Rojo, marinero y pendenciero, lo expulsaron de Islandia (sí, no sólo es un lugar de destierro; hasta de allí te pueden expulsar) y desde entonces se dedicó a vagar por los mares del Norte. En el año 982 descubrió una isla al oeste de Noruega enorme, vacía, inhóspita, árida, gélida. El tío la llamó Grønland, que en danés significa “tierra verde", no por hacerse el gracioso, sino en un intento de que aquello se llenase de colonos en busca de tierras fértiles. Al llegar allí, muchos se debieron de cagar en toda la familia de Erik El Gracioso. Después, empezaron a construir casitas de colores para intentar alegrar un poco el panorama.

Pues bien, hoy se ha sabido que Erik El Rojo tampoco vacilaba tanto. Un grupo de científicos daneses ha demostrado que en el Pleistoceno Groenlandia era un bosque por el que revoloteaban los pajarillos y las mariposas. Al parecer, la capa de hielo que cubre el Ártico ha sobrevivido y nos sobrevivirá a todos nosotros y es una especie de base de datos donde está grabado el ADN de todas las cosas que han sucedido desde el principio de los tiempos.

Hoy no puedo dejar de pensar en Groenlandia. Era la reina de todos los mapamundis de mi infancia: una isla tan enorme y tan poderosa que preside el Atlántico, pero tan vacía que carece de entidad propia y está unida administrativamente a Dinamarca, ese país que, con todos los respetos, es como una lata de galletas. Ahora, saber que Groenlandia antes era una especie de selva inmensa me deja aún más intrigada. Y me pregunto si no me pasará lo mismo a mí algún día: si no me convertiré en un bloque gigante de hielo y desierto. Quizás entonces venga alguien, rasque un poquito mi superficie y sentencie: “Señores, aquí antes había un bosque”. A lo mejor todos aplauden y sale en las portadas de los periódicos. O a lo mejor no, quién sabe. En fin, no soy capaz de escribir nada demasiado inteligente. Sólo espero que disfrutéis de la canción. Por cierto, el que sale en el vídeo no es Ben Affleck. Es Robert Smith al principio de los tiempos, en mi bosque preferido. Las cosas rara vez son lo que parecen.

jueves, 5 de julio de 2007

Por fin.

A todos los que alguna vez aterrizaron en una Facultad de Periodismo, sin importar a dónde huyeran después

Esto es la monda. Cuando llegas en 1º a la Facultad, te sueles comprar una libretita en la que, mientras te recoges la baba con la otra mano, apuntas las frases estelares de tus profesores. Comparados con los del instituto, te parecen grandes filósofos, vividores, señores que huelen a tabaco y se han divorciado varias veces, que han viajado por China y Pakistán... algunos hasta vienen a clase con guardaespaldas. Cualquier cosa que salga de sus bigotudas y cincuentonas bocas te suena a mundo, qué digo, ¡a galaxia!

La triste realidad es que, a medida que avanzan los cursos y los créditos, tu simpatía hacia el profesorado se reduce hasta el punto de que sólo saludas a un 3% por los pasillos. Ya todos tienen mote. Ni siquiera te importa que te vean escapar de su clase, y sales con la mejor de tus sonrisas justo antes de que cierren la puerta. Lo que en 1º te sonaba tan inteligente, tan audaz, tan dios, ¿cómo no me había dado cuenta de esto antes? ahora es la misma historia de siempre, que todos los alumnos repetimos con desgana mientras mascamos chicle:

PROFESOR: Quizás la mejor definición hasta la fecha del concepto de noticia sea la más clásica: "Noticia no es que un perro muerda a un hombre, noticia es..."
ALUMNOS: ...que un hombre muerda a un perrooo.

Por suerte, todas las generalizaciones son falsas (incluso ésa) y no todo lo que te enseñan en la facultad es tan inútil. Gracias, Geng. Nos has devuelto la esperanza.
EL PAÍS, 4 de julio de 2007


Hoy es un gran día para el mejor amigo del perro

miércoles, 4 de julio de 2007

Where is my mind?


With your feet in the air and your head on the ground
Try this trick and spin it, yeah
Your head will collapse
But there's nothing in it
And you'll ask yourself

Where is my mind (3x)

Way out in the water
See it swimmin'

I was swimmin' in the Caribbean
Animals were hiding behind the rock
Except the little fish
But they told me, he swears
Tryin' to talk to me koi koy

Where is my mind (3x)

Way out in the water
See it swimmin?

With your feet in the air and your head on the ground
Try this trick and spin it, yeah
Your head will collapse
If there's nothing in it
And you'll ask yourself

Where is my mind (3x)
Ooooh
With your feet in the air and your head on the ground
Ooooh
Try this trick and spin it, yeah
Ooooh
Ooooh
Where is my mind

Eso me pregunto yo.

viernes, 29 de junio de 2007

Para los estudiantes desilusionados

Ánimo, unas horitas, a lo sumo 3 ó 4 días, y seremos libres del yugo de junio. Algunos sólo hasta Septiembre, otros quizás con más horizonte; llegados a este punto, no importa cómo: el caso es que los exámenes acaben. Para los que esta noche ya hayan salido, o quizás lleven una semana en la calle, y para todos a los que nos toca mañana, esta canción:

Para ti, que estás de morros esta noche
Que descubres los secretos de tu cuerpo
Que sonrojas tu nariz casi queriendo
Que eres un gran aprendiz de seductor

Para ti, que debiste nacer en Frisco
Que te rascas, pensativo, la melena
Que calculas un placer remunerado
Que te ves, poco a poco, generador

Para ti, que sólo tienes quince años cumplidos
Para ti, que no desprecias ningún plato lindo
Para ti, que aún careces de prejuicios bobos
Para ti, lleno de infantil egoísmo de lobo

Para ti, que devoras con otras color virgen
Para ti, que no soportas ningún rollo horrible
Para ti, que en los cines de verano y costa
Para ti, lo mejor han seleccionado, Morgan

Para ti, tiene razón todo un estilo
Toda la locura de los locutores locos
Todo el cadenaje que enmudeció a virtuosos
Toda la energía de ese motor que estalló

Para ti, nos buscamos el paraíso
Nos cocinamos melodías con su charme
Nos olvidamos de los críticos seniles
Nos encerramos en castillos de cartón

Para ti, que sólo tienes quience años cumplidos
Para ti, que naciste en tiempos asesinos
Para ti, que te llevas a las nenas de calle
Para ti, en cuyo placer aún hay ambigüedades

Para ti, que vas a caballo del fin del mundo
Para ti, que les das cortes como un cine mudo
Para ti, que comprobarás lo que otros han dicho
Para ti, queremos otear el paraíso

Para ti, que sólo tienes quince años cumplidos...

Ya sé que la letra y ese cantante tan chungo de La Mode no coinciden todo lo que deberían... Es que esta canción antes la cantaba Paraíso, y ésa era la versión que yo me aprendí de pequeña, así que ésa será siempre el Dios único y verdadero para mí.

Más allá de estilos sonoros o de etapas musicales, me parece que es de una las letras más literarias -y, al mismo tiempo, tierna y sincera- que he escuchado. Dicen que es un himno generacional, que habla del país que entonces se desperezaba tras un letargo de cuarenta años y se miraba coqueto al espejo con modelitos indecentes. Puede, bueno, no; seguro que sí. Pero para mí es mucho más simple: es una canción sobre la ilusión. La ilusión siempre tiene quince años. Demasiados como para ser inocente del todo, pero no los suficientes como para haber perdido las ganas.

Feliz verano.

miércoles, 27 de junio de 2007

El equilibrio



El loco llegó a la parada de autobús y se puso a la cola, como uno más. La clásica uniformidad de las 9 de la mañana, que sólo fue capaz de mantener unos segundos. Enseguida empezó a resoplar, a subirse la camiseta y a enseñar su barriga peluda y caída a todos los integrantes de la fila. Las señoras que lo seguían en la cola se alejaron sin disimulo alguno y con cara de asco. El autobús apareció tarde, como siempre, y las hormiguitas se dispusieron en procesión tensa y ordenada mientras se acercaban a la puerta. Cuando ésta se abrió, el loco se llevó las manos a la cabeza en medio de un aspaviento muy brusco y gritó:
- ¡Ay, no, éste no me lleva!
Salió corriendo de la fila, empujando a varias de las señoras que antes se habían apartado de él.


El conductor, que escuchaba en la radio éxitos electrónicos y horteras a partes iguales, esperó a arrancar hasta la hora de salida del siguiente autobús, para redondear más aún el significado de la palabra tarde y, tras un par de miradas macarras al pasaje, cerró las puertas. Justo en el momento en el que el aire casi dejaba de circular entre ellas, el loco volvió a aparecer de la nada y se estampó contra el cristal. El conductor abrió la puerta con la boca torcida al herido, como una especie de indulto divino. El loco introdujo cuatro veces seguidas su billete en la expendedora con el mismo resultado: un pitido de desaprobación. El conductor le pidió examinarlo y lo observó con gesto de experto durante medio minuto para arrojar una conclusión casi científica:
- Esto está caducado.


Pese a todo, se sacó otro indulto de la manga y permitió que el loco se sentase en uno de los primeros asientos, mientras el autobús se dirigía hacia la carretera. El loco permaneció todo el viaje revolviéndose en su sitio, mordiéndose las uñas, metiéndose la mano por debajo de los pantalones sin ningún tipo de reparo y gimoteando con una voz muy grave, parecida a la de una vaca. A mitad de trayecto, una chica se sentó a su lado e intentó, a duras penas, mantener la atención en el libro que leía. Cuando el autobús hizo su primera parada en la urbanización, el loco pegó un grito -casi de dolor- al cerrarse las puertas:
- ¡Esta era la mía!
Se levantó como un huracán para dirigirse a la puerta de salida. Su compañera de asiento resistió el envite agarrándose al libro como a un salvavidas. En la siguiente parada el loco se bajó y echó a andar, moviendo los hombros como si los recorrieran escalofríos y haciendo pedorretas con la boca. El conductor detuvo el autobús unos instantes, mientras lo seguía con la mirada.
- Era un poco raro, ¿no?- le dijo a la chica del libro.
Ella se encogió de hombros.


Todos somos un equilibrio misterioso, normalmente aleatorio, de risa, sexo, llanto, placer, dolor, dulzura y maldad. Nadie sabe quién ha moldeado sus piezas del puzzle y simplemente confía en que encajen, pero a veces el cartón se hincha o se rompe, y la simetría desaparece. Lo que llamamos locura no es más que el equilibrio que los demás conservamos -puramente por azar- volcado y esparcido sobre un inmenso tablero de parchís. De niños jugamos al parchís y al puzzle en las tardes de los domingos lluviosos, y de adultos saltamos en ese tablero, pasando de puntillas junto a los charcos donde se derramó el equilibrio de los demás para no salpicarnos, porque el cartón de los puzzles se deforma con la humedad.
[Este texto pertenece a Manuela Astasio y, como tal, ha sido citado en su proyecto final de carrera, La Cura]

Fotografía: Bus, No lies