viernes, 28 de agosto de 2009

Yo le aseguro...

Hola de nuevo. Aún no está claro el futuro de este blog, porque me estoy convirtiendo en alguien demasiado cínico hasta para escribir, pero me he visto en la obligación de hacer una denuncia: la publicidad y venta teléfonica de seguros.

El acoso telefónico comercial, aunque dé de comer a muchas personas, ya es de por sí molesto, pero me atrevería a afirmar que el acoso telefónico de las compañías aseguradoras para que contrates algo con ellos es denunciable. No sé cuántos derechos fundamentales pueden ser vulnerados en cada llamada de ésas, pero seguro que la integridad mental del individuo es uno de ellos.

Creo que los datos de mi madre cayeron hace tiempo en una red de malvados traficantes de información, porque de unos años a esta parte es, probablemente, la persona que más llamadas recibe de España. Como trabaja muchas horas fuera de casa, tiene la 'suerte' de no tener que responderlas, así que en su lugar lo hago yo, que, para qué engañarnos, trabajo menos. Estoy convencida de que hay comerciales que desisten de seguir intentando contactar con ella porque creen que es una quimera, una señora que me he inventado.

Pero, en tiempo de vacaciones, ha quedado demostrado que mi madre sí existe, y, no sé si como venganza, los teleoperadores de las compañías aseguradoras han decidido emplearse a fondo con ella (y tangencialmente conmigo). ¿Cómo? Recordándole a diario, mediante amables llamadas telefónicas, todas las cosas horribles que le pueden pasar para que contrate un seguro con ellas. Hospitalizaciones de más de tres meses, accidentes en carretera de camino al trabajo (al menos si fuesen de juerga tendrían más gracia), inundaciones, muerte inesperada... La cosa ha llegado hasta tal punto que mi madre ya ha contratado varios de estos seguros y me ha indicado dónde están todos los papeles que yo puedo necesitar en caso de que estas profecías se cumplan. O en caso de que tanta publicidad malvada termine por convencerme a mí y decida cobrar el seguro cuanto antes convirtiéndome en una matricida.

Pensé que con eso valía, que lo que 'ellos', esos Nostradamus que nos llaman a todas horas, querían era simplemente que nos asegurásemos algo, que les diésemos una limosnita. Pero nada deja satisfechos a estos vampiros del pesimismo, y cada semana llaman con una desgracia nueva que temer y de la que asegurarse. Es un poco como aquellas casas antiguas de Madrid en las que podía leerse en un letrero: 'Asegurada de incendios'. Nunca supe cómo interpretar ese mensaje. ¿Seguridad en caso de incendios... o que habrá incendios seguro?

domingo, 17 de mayo de 2009

¿Y ahora qué hago yo?


Suena egoísta, pero ¿ahora qué hago yo? ¿Qué haremos todos? Terrible, terrible semana, que no fue capaz de terminar su domingo sin dejarnos un poco más sordos y un poco más ciegos. Un poco más solos.

Mario Benedetti, que se encontraba ya muy malito, se ha marchado cuando estaba a punto de ser lunes. Quién sabe, quizás se acordó del chiste y no le pareció una buena forma de empezar la semana.

Sonará infantil, pero ¿y ahora qué hago? El cuento es muy sencillo, sí, debería haberlo entendido ya, pero dolió tanto que se fueran él y Antonio Vega así de juntos, casi de la mano, que me gustaría no volver a abrir los periódicos en una temporada.

Adiós, Mario. Siento este nuevo destierro, pero al menos queda el tonto consuelo de que éste será el definitivo. Ojalá que alguna vez, en algún lugar, vuelva a existir alguien como usted, y ojalá que, esta vez, ese alguien sólo sepa lo que es el exilio por sus poemas.
El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que, al fin, el mundo es esto
en su mejor momento, una nostalgia
en su peor momento, un desamparo
y, siempre siempre,
un lío

entonces,
usted muere


Currículum, de Próximo prójimo (1964-1965)

sábado, 16 de mayo de 2009

Salir, tocar, para verte sonreír...

Escribo ahora lo que no pude decir en su momento, y no sólo por falta de tiempo. Se me habían muerto algunos ya, pero era demasiado pequeña para entender, para sentir el desgarro de la juventud perdida, del que se fue tan pronto y dejó vacías las calles que ayudó a moldear con sus propios versos.

La muerte de Antonio Vega es, hasta la fecha, la desaparición de un artista que más me ha impactado. Yo invocaba su regreso, con el que al parecer él también soñaba desde su cama del hospital, como invocaba al chico de aspecto frágil y a la vez rotundo que tuvo que enloquecer a tantas cuando yo no era ni un proyecto. Descubrí a ese Antonio que me enamoraba cuando ya era demasiada la distancia que me separaba de él; en cambio, escuchaba sus canciones desde lo que ni siquiera recuerdo, y su voz y sus acordes hipnóticos me resultaron siempre tan familiares y tan cómodos como las señales horarias.

Ahora me conmueve la música de Nacha Pop, la del muchacho que rompió su adolescencia en mil pedazos cantando desde la frontera a la que fue capaz de arrastrar su vida, con la sinceridad del que sabe que se ha ido demasiado lejos como para ser perseguido, sin conocer -o quizás conociéndolo fatalmente desde el principio- que rompería también su juventud. Antonio Vega nos dejó una enciclopedia de sensaciones, un archivo de lo que muchos vivieron y yo y mi generación simplemente quisimos vivir años después. Nunca nos explicó qué nos quería decir, sólo levantaba de vez en cuando aquellos ojos turbadores de su guitarra, incluso al final, cuando más le costaba, y nos dejaba hipnotizados por un instante que no se olvidaba jamás. Plenos, al fin.


Gracias por haber cogido al vuelo el sentido de vivir.

1957-2009




martes, 12 de mayo de 2009

Hasta siempre

Ahora da más miedo la enormidad, donde nadie oiga tu voz...

martes, 14 de abril de 2009

Grandes finales


Antonio Chaves trabajaba como ujier en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981. En un reportaje que publicó este domingo El País Semanal, Chaves cuenta cómo, en aquella noche tan larga en la que Tejero y los suyos tomaron el hemiciclo, le llevó un cigarrillo a Adolfo Suárez, entonces presidente casi saliente del Gobierno. "Años después" recuerda Antonio, "iba paseando por la plaza de Oriente y un coche oficial se detuvo junto a mí. Se bajó la ventanilla y era Suárez. ¿Sabes qué me dijo? Antonio, te debo tabaco".

Pues bien, para mí, éste es el tipo de final que cualquier escritor debería buscar para una historia.

miércoles, 1 de abril de 2009

"Lo voté, luego lo critiqué y ahora me arrepiento"


Raúl Alfonsín, con un sol colgado del cuello



Ayer fallecía a los 82 años Raúl Alfonsín, primer presidente democrático tras la dictadura militar de Argentina. Al ver en la prensa de hoy los principales hitos de su mandato y cómo le recuerdan algunos de los argentinos que ayer se acercaron a su domicilio como último homenaje, no puedo evitar hacer una reflexión.



Por lo que leo ahora, porque en su momento era demasiado joven para entender nada, Alfonsín fue único por muchas razones. Fue el único presidente argentino al que no se le asocia ni el más mínimo esbozo de corrupción. Fue también capaz de sentar en el banquillo de un juzgado a los dictadores que le precedieron y de exigir justicia a través del diálogo y la firmeza, algo inusual no sólo en Latinoamerica, ese paraíso para los bananeros que tanto les gusta dibujar a algunos intelectualoides europeos, sino también en la historia mundial. Fue de los pocos argentinos en el poder que se atrevieron a calificar la guerra de las Malvinas como "algo demencial", y de los que se negaron a celebrar "patrióticamente" la recuperación de esas islas.



Sin embargo, Raúl Alfonsín entregó su cargo cuando aún faltaban cinco meses para que lo abandonara. Cómo no, no había podido llegar tan lejos como habría sido deseable en los procesos contra la dictadura, porque la presión interna era demasiada. La externa también. Alfonsín no pudo con la hiperinflación ni con las ocho huelgas generales que se sucedieron durante su mandato. Las crisis económicas, a las que nadie es casi nunca capaz de atribuir un culpable con exactitud, son en muchas ocasiones las que deciden quién se sienta y quién se levanta de ciertos tronos.



"Lo voté, luego lo critiqué y ahora me arrepiento", confiesan hoy en EL PAÍS algunos argentinos. La honestidad y la democracia son a menudo absorbidas por el malestar económico y la crispación en el imaginario público, con la inestimable ayuda, cómo no, de los medios de comunicación. Y no sé, pero a mí esto se me parece a una piedra con la que puede que volvamos a tropezar más veces de las deseables. Debemos ser siempre críticos con el poder, pero no hay que ser ingenuos: tenemos que recordar que el poder no sólo emana del sillón presidencial, sino que flota en el aire que respiramos como un gas tóxico, procedente de muchos más tubos de escape que los que imaginamos.

domingo, 29 de marzo de 2009

Freud, de vacaciones en el mar

He soñado que el mar tomaba Madrid. Yo había estado tanto tiempo fuera que ya no había obras, y alguien me llevaba en coche y me contaba que iba a ver el mar. "¿El mar llega ya a Madrid?", me extrañaba yo. "¿Y qué pasa con Cuenca y con Valencia?". Me daban algún tipo de explicación convincente que hablaba de un embalse de agua marina y cuando me quería dar cuenta allí estaba, el mar, tras una curva de la M-30. También llegaba a mi casa, y se posaba debajo de mi ventana, podía tocar el agua con sólo estirar los dedos.

No sé qué querrá decir, pero no es la primera vez que lo sueño.

lunes, 23 de marzo de 2009

Esta noche en la frontera


San Diego, Estados Unidos. Frontera entre EEUU y México

El poder del hombre para corromper Internet no conoce límites. Resulta que la Administración estadounidense ha comenzado a ensayar un nuevo sistema de vigilancia para la frontera mexicana. "Cualquiera con una conexión a Internet puede hacer de vigilante virtual de los más de 2.000 kilómetros de frontera que separan México de Estados Unidos, controlados a través de numerosas cámaras instaladas para ello", cuenta hoy EL PAÍS.

Es decir, que usted se sienta en su casa y, en vez de conectarse a seriesyonkis.com, accede al nuevo Gran Hermano, protagonizado por espaldas mojadas, narcos, estadounidenses adúlteros en busca de diversión barata y camioneros de secano. Esto en el interior de su cabeza, claro, lo más probable es que sólo se vislumbren alambradas y matojos.

El invento está arrasando, ya que las autoridades de USA afirman que desde noviembre, mes en el que se instalaron las cámaras, los correos electrónicos de voluntarios han conducido a la captura de "más de 900 kilos de marihuana y a 30 casos en los que 'inmigrantes ilegales potenciales' han sido obligados a dar la vuelta". La mayoría de estos guardianes por amor al arte viven en Tejas, Nuevo México y Arizona, tres de los cuatro estados limítrofes con México.

Sería una gilipollez negar que yo también siento la tentación de vigilar la frontera. De hecho, creo que en alguna de esas noches en las que no me puedo dormir me conectaré al Gran Hermano de los 2.000 kilómetros y observaré, quieta y muda, con la luz de la habitación apagada, hasta que sorprenda en un movimiento sospechoso a alguna pelusa de polvo, como ésas que rodaban hacia la casa de Pedro Páramo.

Eso sí, yo no le pienso decir ni una palabra de lo que vea a nadie.

miércoles, 18 de marzo de 2009

La Sud América

¿Alguien se acuerda del neón que adornaba, no hace tantos años, la azotea de uno de los edificios de la glorieta de Neptuno, en Madrid? Decía eso, "La Sud América", y a mí, más que a compañía de seguros, me sonaba a algo tan exótico y tan señorial que seguro que ya se había extinguido en el tiempo. La Sud América, sobre el cielo naranja y violeta de Madrid, hablaba de gabardinas que no se arrugan y del aroma intenso del café sin moler con la eficacia de una postal antigua; de minas relindas, de mucha plata, de ceviche, de coca, de mate, de colectivos y de subtes... Y hoy descubro que la Sud América puede dejar de ser una quimera, y que, si tiro los dados con un poco de puntería y la suerte no me falla, el año que viene podré mover ficha casi casi a la casilla que quiera de un continente con el que llevo soñando desde que Tintín encontró el fetiche de la oreja rota.


¿Dónde os iríais vosotros?

viernes, 13 de marzo de 2009

Los colmillos de la crisis


De "After the crisis: a parody of 15 corporate logos", vía Gorkalimotxo.net


Últimamente... no sé, como que estoy obsesionada con la crisis. Mis amigas se han obsesionado con Crepúsculo y yo voy y me obsesiono con la crisis. En realidad no es tan diferente. La crisis -¡oh, lo he dicho otra vez!- se está convirtiendo en algo tan ambiguo y tan abstracto como un vampiro, y da la sensación de que, mientras duermes, se va a colar por las rendijas de tu persiana disfrazada de Bela Lugosi y te va a robar el alma. Y, qué queréis que os diga, ¡a mí eso me da un morbillo!

domingo, 8 de marzo de 2009

Gente que rompe cosas


Antonio Puerta. Fotografía: Público

Fragmento de la entrevista realizada a Jesús Neira por Jesús Ruiz Mantilla, publicada hoy en EL PAÍS SEMANAL:

¿Qué le pasa a esa gente [los maltratadores y agresores]? ¿Por qué cree que reaccionan así? La sociedad ha evolucionado hacia el egoísmo. En este aspecto es diferente a la que conocí de niño. Tenía otro tipo de problemas, y la violencia siempre ha existido, cierto, pero hoy es tremendo ver que un chico en Sevilla discute con una chica y su reacción es matarla. ¿Hasta dónde llega un estado mental, psíquico, de la sociedad? Pues a que no se te pueda quitar la razón en nada. Hemos llegado a una bestialidad. Me preocupa mucho la educación que se les da a los hijos. En las películas que vemos en televisión, la gente coge unos cabreos tremendos por cosas estúpidas y rompe algo. Con un golpe, una patada. Estamos en ese tipo de sociedad. Es el reflejo de que algo pasa, que no se nos puede contrariar. El hombre de hoy está dirigido al éxito, no tiene dureza para enfrentarse a la realidad. No está maduro y responde con violencia a cualquier cosa por estúpida que sea. Está absolutamente infantilizado. La adversidad es una escuela necesaria porque nunca puedes conseguir todo.

jueves, 26 de febrero de 2009

El edificio que había que romper



"Hace tiempo, la gente de Busto Arsizio estaba preocupada porque los niños lo rompían todo. No hablamos de las suelas de los zapatos, de los pantalones y de las carteras escolares, no: rompían los cristales jugando a la pelota, rompían los platos en la mesa y los vasos en el bar, y si no rompían las paredes era únicamente porque no disponían de martillos.

Los padres ya no sabían qué hacer ni qué decirles, y se dirigieron al alcalde.
– ¿Les ponemos una multa?–propuso el alcalde.
– Muchas gracias - exclamaron los padres -, pero así, los que ten­dríamos que pagar los platos rotos seríamos nosotros.

Afortunadamente, por aquellas partes hay muchos peritos. De cada tres personas una es perito, y todos peritan muy bien. Pero el mejor de todos era el perito Cangrejón, un anciano que tenía muchos nietos y por lo tanto tenía una gran experiencia en estos asuntos. Tomó lápiz y papel e hizo el cálculo de los daños que los niños de Busto Arsizio habían causado rompiendo tantas y tan bonitas cosas. El resultado fue espan­toso: milenta tamanta catorce y treinta y tres.
– Con la mitad de esta cantidad – demostró el perito Cangrejón – podemos construir un edificio y obligarles a los niños a que lo hagan pedazos; si no se curan con este sistema, no se curarán nunca.

La propuesta fue aceptada y el edificio fue construido en un cuatro y cuatro ocho y dos diez. Tenía siete pisos de altura y noventa y nueve habitaciones; cada habitación estaba llena de muebles y cada mueble atiborrado de objetos y adornos, eso sin contar los espejos y los grifos. El día de la inauguración se le entregó un martillo a cada niño y, a una señal del alcalde, fueron abiertas las puertas del edificio que había que romper.

Lástima que la televisión no llegara a tiempo para retransmitir el espec­táculo. Los que lo vieron con sus ojos y lo oyeron con sus oídos ase­guran que parecía – Dios nos libre – el inicio de la tercera guerra mundial. Los niños iban de habitación en habitación como el ejército de Atila y destrozaban a martillazos todo lo que encontraban a su paso. Los golpes se oían en toda Lombardía y en media Suiza. Niños tan altos como la cola de un gato se habían agarrado a armarios tan grandes como guardacostas y los demolieron escrupulosamente hasta que sólo quedó un montoncito de virutas. Los bebés de los parvularios, tan lindos y graciosos con sus delantalitos rosa y celeste, pisoteaban diligentemente los juegos de café reduciéndolos a un finísimo polvo, con el que se empolvaban la nariz. Al final del primer día no quedó ni un vaso entero. Al final del segundo día escaseaban las sillas. El tercer día los niños se dedicaron a las paredes, empezando por el último piso; pero cuando llegaron al cuarto, agotados y cubiertos de polvo como los soldados de Napoleón en el desierto, se fueron con la música a otra parte, regresando a casa tambaleantes, y se acostaron sin cenar.


Se habían ya desahogado por completo y no encontraban ya ningún placer en romper nada; de repente, se habían vuelto tan delicados y ligeros como las mariposas, y aunque hubiesen jugado al fútbol en un campo de vasos de cristal no hubiesen roto ni uno solo.

El perito Cangrejón hizo más cálculos y demostró que la ciudad de Busto Arsizio se había ahorrado dos remillones y siete centímetros.

El Ayuntamiento dejó libertad a sus ciudadanos para que hiciesen lo que quisieran con lo que todavía quedaba en pie del edificio. Y enton­ces pudo verse cómo ciertos señores con carteras de cuero y con gafas de lentes bifocales – magistrados, notarios, consejeros delegados – se armaban de un martillo y corrían a demoler una pared o una esca­lera, golpeando tan entusiasmados que a cada golpe se sentían reju­venecer.
– Esto es mejor que discutir con mi esposa – decían alegremente -, es mejor que romper los ceniceros o el mejor juego de vajilla, regalo de tía Mirina…

Y venga martillazos.

En señal de gratitud, la ciudad de Busto Arsizio le impuso una medalla con un agujero de plata al perito Cangrejón."

Gianni RODARI, El edificio que había que romper

lunes, 23 de febrero de 2009

Sin rencor


Lilo perdonándoselo todo a sus amigos



La resaca del fin de semana que acaba de terminar me conduce a la siguiente reflexión. Dos puntos.

A lo mejor no soy tan obsesiva con los recuerdos, o tan sentida, o yo que sé, tan rencorosa como creía hasta ahora. Puede que lo que me pase es que no bebo lo suficiente... porque, amigos, si alguien me agravió, ofendió, calumnió, etcétera, el viernes por la noche, tranquilos: el sábado ya se me había olvidado.

A esto se deben de referir cuando hablan de la memoria histórica, ¿no?

martes, 17 de febrero de 2009

Ustedes no tienen corazón


EL PAÍS - Santi Burgos - 5/3/2004


Hace mucho que el periódico no me hace sonreír. Hoy, repasando la hemeroteca del 2004, he pensado que quizás algunos años amargos tengan la capacidad de unirnos a muchos en una lucha que, aunque sea lucha, no deja de ser alegre ni bella. Hay muchos tipos de años amargos, por supuesto, otros no lo consiguen. En 2004, mientras un gobierno entero se caía a pedazos y todavía resonaba el eco de las bombas por Madrid, yo estaba con un pie en la Universidad, estaba en todas las manifestaciones en las que se lucían palestinos y jerséis llenos de bolas, y estaba convencida de que me esperaba algo grande. De que a todos nos esperaba algo grande.


No sé si me sigue esperando, quién sabe, igual ya me ha pasado y no me daré cuenta hasta la crisis de los cuarenta; lo que sí sé es que yo sí que tengo corazón, porque a mí sí me hace efecto recordar el espíritu de esos días gracias a la imagen de la chica que emocionó a Millás y que nos emocionó a tantos, y que seguramente estará ya muy lejos de aquel jersey lleno de bolas. Hoy, cuando leo los periódicos, tengo la sensación de que ustedes, los que los dirigen y los que los protagonizan, ...ustedes no tienen corazón.

viernes, 13 de febrero de 2009

Publicidad subliminal

A los que paséis por aquí os recomiendo encarecidamente que visitéis este blog: Diario de un parado de la cadena SER. Acaba de nacer, pero promete convertirse en algo aún más interesante de lo que ya es, sobre todo porque puede que sea una de las pocas maneras de enterarse de cómo tratan a sus empleados los mismos medios de comunicación que nos han metido la crisis y el mileurismo en la cabeza.


Lo que no me gustaría es que nadie lo interpretara como un simple despecho o una venganza personal o corporativista; merece mucho más respeto que eso, porque lo que ya se puede leer y se leerá en Diario de un parado de la cadena SER son los casi 30 años que alguien entregó a una empresa para que la semana pasada ésta se los devolviera en forma de carta de despido, improcedente, pero sobre todo inhumano.


Nada más, muchas gracias por vuestra atención, y que tengáis un viernes espléndido.

domingo, 8 de febrero de 2009

Las empresas no tienen alma

Desconfiad de las noticias, porque lo que nos pasa no es la crisis: lo que nos pasa somos nosotros.

jueves, 5 de febrero de 2009

Me enfado y no respiro

Se están perdiendo las buenas costumbres. De verdad.

martes, 3 de febrero de 2009

En pie de guerra



Advertencia: yo también voy a hablar de lo del Gran Wyoming. Si me vas a dejar un comentario explicándome que gracias a gente como yo laSexta ha conseguido lo que quería, que es publicidad, gracias por avisarme pero ya me había dado cuenta.

El domingo por la noche, mientras Intereconomía TV reproducía casi en bucle el vídeo de Wyoming vapuleando a la pobre y torpe becaria, uno de los tantos señores que vieron frustrada su vocación cinematográfica (que somos muchísimos, y en mi familia hay unos cuantos) robaba en una discoteca de Madrid el Goya que el director Albert Solé había recibido al mejor Documental por Bucarest: La memoria perdida. A elmundo.es le ha parecido muy mal lo primero y no tan mal lo segundo, a juzgar por la extensa información que le han dedicado y por el esmero que ponen en esgrimir las razones de este individuo que pretendía protestar contra el nepotismo del cine español robándole el reconocimiento a un profesional de un sector tan olvidado como es el cine documental. Con él quedaron en el templo de Debod, y es más que probable que le invitaran a un helado en el kiosco del Paseo del Pintor Rosales.

A mí, qué queréis que os diga, no me gustan ni una cosa ni la otra. Pese a la admiración que profeso por el Gran Wyoming y su cara de Luis Buñuel, un vídeo que escenifica algo tan grave y tan común como el acoso laboral, que es otra forma de violencia, me tocó la fibra sensible y mucho. Por muy transgresores que nos volvamos, no deberíamos olvidarnos nunca de que hay que reírse del maltratador, no del maltrato. Pero es que lo de robar un Goya en plan canción protesta... "Estoy harto de que siempre se lleven los premios los mismos, del sectarismo del cine español", dice el colega K.T.M, que no es el nombre de una cadena de pollos fritos mutantes sino las iniciales del nuevo Robin Hood español. "Pero que conste que siempre quise devolverlo". Entonces, ¿por qué protestaban los que robaron la vaca del Cow Parade en Madrid? ¿Por la encefalopatía espongiforme? ¿Acaso eran vegetarianos radicales? ¿O se trataba de una célula integrista anti-obesidad?

En fin. A los que hablan de ética periodística (pretendiendo aplicarla, por cierto, a un programa de entretenimiento como El Intermedio pero no a una cadena de tono "informativo" como Intereconomía) les parece bien dar cancha a melones como K.T.M (Ke Te Mango). Desde Intereconomía, con esa puntería que les caracteriza, se ha dicho que ya que estamos por qué no coge el Wyoming y llama a un sudamericano "indio de mierda" y han tildado a Beatriz Montáñez de prostituta.

Menuda semana llevo. Primero suspendo, después los trajes de Carmen Machi en los Goya, luego vídeos de becarias que me remueven los traumas y ya como colofón se muere el creador de Playmobil.

PD= Os voy a contar algo en voz bajita. Para mí lo más divertido fue cuando ayer, en la web de la COPE, se confundieron con el nombre del programa de Intereconomía que metió la gamba, y en vez de Más se perdió en Cuba se refirieron a él como Cuando salí de Cuba, que es una canción del gran -por la talla de chaqueta, más que nada- Luis Aguilé, además de una peli en la que sale Chazz Palminteri. Les dejé un comentario no sin poco pitorreo por mi parte, que cuando quiero soy muy giliprogre, y lo cambiaron. Subidón de ego, que soy Leo. Por cierto, ¿a qué se refieren en la COPE cuando hablan de lo progre? ¿Podría ser lo progre el nuevo complot judeomasónico? ¡Oh, qué nervios, esperemos que sí!

viernes, 30 de enero de 2009

Ya a la venta



Sí, amigos. Edición de lujo, tapas duras.

jueves, 29 de enero de 2009

Rockin' the casbah


"¡Me prometiste que me grabarías la BSO de High School Musical!"



Hoy he empezado a pensar, no sabría decir por qué, en qué música les gustará a los terroristas. Y cuando digo terroristas quiero excluir a otros tipos de asesinos, como el Hannibal Lecter que creía volar con sus discos de música clásica u otros muchos criminales no ficticios, que puedan estar, por qué no, dotados de una inteligencia y sensibilidad artística superiores a la media. Porque, amigos, ser culto nunca implicó ser buena persona.



Yo hablo de los terroristas, de los que encuentran o fingen encontrar razones políticas, espirituales, etcétera, para cargarse a decenas, cientos de personas, sin ni siquiera conocer el nombre o la cara de sus víctimas. De los que son peones de otros, y tragan sin masticar las ansias de sangre de gente que nunca se manchará las manos. Ellos no necesitan los "motivos" individuales de sus primos los asesinos en serie: me miró mal, impulso sexual, me recordaba a ése que se metía conmigo en el cole... tienen los suyos, que los convierten en familia o en otra barra dentro de una bandera, elevadísimos y muy trascendentales, claro que sí.



¿Qué música escuchará esa gente? Mejor dicho, ¿qué música le gustará escuchar? ¿Qué canción se sorprenderán tarareando mientras abren una lata de berberechos o esperan a que el semáforo se ponga verde? Porque nadie puede controlar el poder que la música ejerce en su persona, nadie sabe qué canción se le va a pegar como una lapa o va a conseguir emocionarle. Ni siquiera el tío más super cool está libre de que pueda gustarle algo de Bertín Osborne.



El asesino en serie, el que actúa solo y no rinde cuentas ante nadie más que sí mismo, puede escuchar lo que le salga del pito sin complejo alguno de culpa o inferioridad. Pero ¿puede un kamikaze islamista escuchar a Britney Spears? Bueno, puede controlar lo que escucha y así, inútilmente, intentar escapar de ella. Pero nosotros, las víctimas de la radiofórmula, sabemos que con una vez basta. ¿Qué pasará si se le traba Gimme more entre las neuronas? ¿Y si se le escapa un It's Britney, bitch delante de sus colegas muyahidines?



Y -ojo, porque esta canción es muy malévola y a todos se nos ha pegado alguna vez- ¿si un etarra canturrea Que viva España de Manolo Escobar sin poder evitarlo? ¿Qué clase de conflictos morales/espirituales pueden entrar ahí en juego? En mi humilde opinión, es algo muchísimo más grave que el desasosiego de un indie tarareando reggaeton.



Pero después de todo este rollo que, perdonadme, ha sido innecesario, me surge otra pregunta: ¿es que los terroristas cantan? Es más, tengo otra: ¿no son algunos cantantes verdaderos terroristas musicales?

viernes, 16 de enero de 2009

Mímesis


José María Gutiérrez Hernández, 'Guti'



Fernando Torres


¿Están sufriendo un proceso de mimetización o es que yo no entiendo de fútbol?

viernes, 2 de enero de 2009

Paso de cebra

Dicen que debemos recuperar la verdadera esencia de las cosas; yo pienso que en algunos casos sería un auténtico disparate.

Feliz año a todos