martes, 14 de abril de 2009

Grandes finales


Antonio Chaves trabajaba como ujier en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981. En un reportaje que publicó este domingo El País Semanal, Chaves cuenta cómo, en aquella noche tan larga en la que Tejero y los suyos tomaron el hemiciclo, le llevó un cigarrillo a Adolfo Suárez, entonces presidente casi saliente del Gobierno. "Años después" recuerda Antonio, "iba paseando por la plaza de Oriente y un coche oficial se detuvo junto a mí. Se bajó la ventanilla y era Suárez. ¿Sabes qué me dijo? Antonio, te debo tabaco".

Pues bien, para mí, éste es el tipo de final que cualquier escritor debería buscar para una historia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me dio mucha pena leer eso por cómo se ha quedado el pobre con la mierda de enfermedad esa

Mmmmm dijo...

Totalmente de acuerdo. A veces mola más la vida que los libros. Que la (mala) ficción no te estropée la realidad!

Iván dijo...

a la vida y no a los libros le hacen falta más finales así

Arcadia dijo...

A mí me gusta como final para la vida y para los libros. Si se sabe buscar, se encuentran grandes historias en esto que llamamos vida.

Llevo dos copas de champán encima... Este trabajo... jajaja

Muchos besosssss que sus echo de menosssssss