miércoles, 1 de agosto de 2007

Los zapatos de Lolita


©2005-2007 *MarchandeDePlaisirs


Existen dos tipos de chicas: las que tienen los gemelos anchos y las que tienen los gemelos finos. Pero que nadie se llame a engaños ni caiga en simplezas; esta división poco tiene que ver con gordas o flacas, rubias o morenas, brutas o remilgadas. Se trata de algo que escapa al cuerpo, mucho más etéreo, e imposible de ocultar con pantalón largo. Lolita no era más que un corazón de piernas delgadas escondido en unos zapatos de hombre.

La mujer que habita en todas las niñas se asoma demasiado pronto a las chicas de gemelos finos, quizás en forma de desamor brusco o de alguna enfermedad infantil que las mantenga una larga temporada en cama. Los padres se angustian; cuidan al milímetro de su pajarito, vigilando todos y cada uno de sus aleteos y sujetando las ramas con las que pueda golpearse durante el camino. La preocupación paterna deja una huella imborrable en la piel de las chicas de gemelos finos, como de peca de perfume caro, que contagiará a todos los que compartan su tiempo con ellas, inundándolos de una irresistible e imperiosa necesidad de cuidarlas a todas horas. Las chicas de gemelos finos siempre llevan sandalias elegantes y una chaqueta ajena sobre los hombros. Hay un coche que las espera al doblar la esquina de cualquier noche.

Las chicas de gemelos gruesos, en cambio, parecen siempre más niñas de lo que son, pero las dan por crecidas muy pronto. Los gemelos anchos no admiten pies pequeños, así que sus padres les compran varios pares de zapatos grandes -a ser posible del mismo modelo en distintos colores- y las sueltan a la calle. Allí ellas se pelean, tiran piedras, se tropiezan y vuelven siempre a casa con las piernas llenas de rasguños y moretones, pero a sus padres se les borra cualquier atisbo de preocupación cuando ven los zapatones de muchacho sobresaliendo sonrientes de esos gemelos tan lozanos.

La sonrisa de una chica de gemelos finos suele cortarse en un ángulo amargo que ni siquiera alcanza la categoría de tristeza; es el gesto de fastidio del que ha perdido el tren, del pajarito que permanece en el nido mientras sus hermanos vuelan lejos del árbol. Se les quiebra la piel en las articulaciones, tienen las rodillas transparentes y mamá no les deja ni depilarse, no vaya a ser que el melocotón enferme cuando pierda su terciopelo.

Las chicas de gemelos gruesos envidian el cuerpo translúcido y esbelto de las chicas de gemelos finos, pero sobre todo envidian ese séquito que las sigue como a princesas enfermas, esa manta que se sienta junto a ellas en todos los sillones para guarecerlas del frío. Lo que no saben es que no sirve de nada viajar en primera clase cuando te han cortado las alas.

6 comentarios:

eMe dijo...

Las chicas de gemelos gordinflones, un día éramos bailarinas. Por eso es que se nos quedaron los gemelos así.

Las chicas con gemelos gordos disfrutamos con el brownie&helado de vainilla y miramos de reojo a las chicas de gemelos esbeltos pensando que de poder ponernos tacones, los nuestros parecerían así de finos.

La chica de gemelos gordos sigue disfrutando de tus textos, palabra por palabra.

Todo un placer.
Un beso.

Unknown dijo...

Yo era de las que se tiraban piedras, se subia por mil montañas/columpios/escenarios/muros, y se hacía milo magulladuras en las piernas. Ahora, era de divertido...
Es cietro que cuando eres pequeña envididas a las que tienen tanto éxito, a ls que les prestan tanta atención y siempre tienen a alguien que besa el suelo que pisa. Lo que pasa que el tiempo te hace darte cuenta de que hay algo que esas chicas nunca tuvieron: una infancia despreocupada y feliz.

Indigesta dijo...

Dios mio, hay dos tipos de chicas y yo no me identifico con ninguna...qué puedo hacer??

Mmmmm dijo...

Anchos pues. Se corre mejor y más lejos sobre ellos. Se salta más arriba. Y son más agradables de morder, ñam.

Qué cosas, el mundo es un pañuelo. Unos saluditos, primero para M y luego para eMe, de mí.

(La Serena, ¿no serás Valenciana de buen gusto por la cerveza del Tío Molonio?)

Unknown dijo...

Pues no, no soy valenciana. De hecho estudio n tu misma universidad y en tu mismo edificio, pero la carrera de periodismo. Que fuerte todo túuuu!! Toa la fuerza!

Aunque sí que me gusta la cerveza...

Anónimo dijo...

María!

El mundo sigue siendo un pañuelo, menos mal

Suerte con tu Erasmus, que ya te queda menos.

Muak