Tengo recuerdos
de arena y clorofila,
de las olas tumbándome,
de la sal en mis heridas;
del sonido de tus pies
sobre el borde de la piscina
Tengo recuerdos naranjas
de las ocho de la tarde
que se acuerdan del recuerdo
de ni poder mirarte
Que saben que ya queda poco
por lo que pueda preocuparme
Tengo recuerdos encendidos:
la Luna confabulada con los pinos,
el Sol poniéndose en tu flequillo;
tú, tan rabiosamente guapo,
peinándote con mi cepillo
Tengo recuerdos ridículos,
como la rima de esta poesía;
tengo recuerdos-crepúsculos
que incendian todas las piscinas.
Sé que tengo recuerdos-obstáculos
y que tengo recuerdos-puertas
Pero ahora sólo recuerdo que la playa daba vueltas
Y el sonido de tus pies,
descalzos sobre la arena
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3 comentarios:
Los recuerdos nos acompañan a cada momento, y cada nuevo momento es un nuevo recuerdo. Parece que estuvieran unidos en un círculo vicioso, como si fueran una pareja de abuelillos que lleva tanto tiempo juntos que es imposible separarlos.
Sólo digo tonterías, pero lo cierto es que no hay nada más bonito que un recuerdo triste. ¿O es "no hay nada más triste que un momento feliz"?
En fin...
Que un recuerdo feliz, quería decir...
Qui'cir
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